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Se reúnen Senasa, New Gen Breeders y Globoaves para tratar sobre avicultura

07 June 2017

ARGENTINA - La sanidad animal es una de las prioridades del Estado provincial. Por eso esta vez el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción decidió reunirse con Senasa y dos empresas importantes a nivel nacional para hablar de avicultura. Si bien San Luis no cuenta con muchos establecimientos productores de huevos y para el engorde, buscan el crecimiento del sector que en el país tiene un gran mercado

New Gen Breeders, ubicada en Papagayos, es una de las dos empresas avícolas que tienen sus bases en la provincia. Allí se hacen madres con fines genéticos. Por otra parte, Globoaves comercializa a nivel nacional el 10 por ciento de los pollitos bebés que son vendidos para engorde.

A nivel mundial hay un problema muy grave de sanidad con la influenza aviar. A comienzos de este año hubo un brote en Chile, lo que de alguna manera desató alerta en San Luis. “El tránsito permanente que existe entre ambos países nos obligó a generar conciencia en la población.

Gracias a Senasa y al Ministerio, se pudo organizar el encuentro para difundir cuales son las medidas preventivas que se deben tomar”, detalló Julio Buratti, de Globoaves, quien dio una de las primeras charlas de la jornada realizada en Sol Puntano.

La influenza no es un problema menor. En la Argentina no ha habido casos, sin embargo, uno solo podría determinar grandes pérdidas económicas. “Si llegase a entrar la influenza aviar en el país la consecuencia directa es el cierre de todos los mercados para todo tipo de productos, no sólo para el establecimiento infectado, sino para el vecino y el vecino del otro; y así sucesivamente.

En la actualidad somos uno de los pocos países que no padece la patología. En Asia, Europa, Estados Unidos y México hay serios problemas”, enfatizó Buratti para dar a conocer el alcance y la importancia de hacer trabajos preventivos en materia sanitaria, informa Diario La República.

Los que no conocen de producción de pollos no saben todo lo que se pone en juego. Fernando Mattioli estuvo en la charla en representación de New Gen Breeders para contar lo que hacen en su planta de Papagayos. “No parece verdad que en la producción avícola haya tanta tecnología disponible sólo para hacer un pollo que luego se venderá como pan caliente en las góndolas del súper”, aseguró el especialista.

“En la empresa recibimos cuatro aves distintas: una gallina y un macho que van a servir para producir machos; y una hembra y otro macho para poder hacer hembras. Una vez que nacen se determina el sexo para luego ser vendidas como pareja de reproductores", detalló.

También contó que, si bien no se exporta la genética, tienen clientes por todo el país y le venden a empresas que tienen salas de incubación, granjas de engorde y que en algunos casos llegan hasta el proceso de faena.

Las medidas de seguridad sanitaria, o lo que dan en llamar bioseguridad, es fundamental en esta parte de la cadena productiva, más aún en el trabajo con abuelas para hacer madres. “Nosotros tenemos muchas más exigencias en materia sanitaria porque si a nosotros se nos contamina un lote se perjudica directamente a la comercialización de reproductoras, que son las generadoras de materias primas para hacer carne de pollo.

Las exigencias se encuadran en la ausencia de micoplasmas, salmonella, Newcastle y por supuesto influenza, que ya serían palabras mayores. Nosotros tenemos un control permanente de las patologías a través de pruebas de laboratorio que se le hacen a los pollitos”, contó Matiolli sobre los trabajos que New Gen Breeders hace tranqueras adentro.

La productora, que se encuentra en uno de los primeros eslabones de la cadena, saca al año 2.300.000 mil madres que por el momento se venden sólo en Argentina. “En este momento no se exporta. En general los países se abastecen con sus núcleos genéticos multiplicadores, lo que hace que éste sea un comercio sobre todo interno.

De hecho, es muy poco el flujo avícola mundial. Hay ejemplos como el de Brasil, que le da algo a Uruguay, Paraguay y Bolivia pero cada nación se autoabastece”, contó dando cuenta de la dependencia del sector a las políticas económicas internas.

En cuanto a la raza con la que trabaja New Gen, son dos y son las mismas líneas genéticas que se manejan a nivel mundial. “Se trata de Arbor Acres y Cobb. Imitamos lo que se hace en el mundo y que en definitiva da calidad a los pollos que luego se consumen”, concluyó el representante de la empresa radicada en San Luis.

Luego de la crisis de 2001, la firma Globoaves aparece en la escena sanluiseña y comenzó a traer huevos fértiles de Brasil, pero no producía nada. Luego alquiló la granja Palo Verde, ubicada en las cercanías de Villa del Carmen, donde comenzó con la producción de huevos. En 2002 produjeron alrededor de un millón de huevos fértiles y en los dos años posteriores agregaron nuevas funciones a la planta, ya que hicieron complejos de recría.

En la actualidad el número de producción alcanza los 9 millones de huevos mensuales, lo que da una idea del crecimiento exponencial que tuvieron. “El total de esa producción se vende a plantas que tienen el proceso de incubación o bien en pollitos bebés que producimos en una de nuestras plantas en Entre Ríos”, contó Buratti, responsable del área de Producción en la empresa que además hace pollos parrilleros con madres criadas en San Luis.

“En la Argentina la cadena genética empieza con las abuelas de lo que conocemos como pollo parrillero. New Gen Breeders es una de las tres cabañas a nivel nacional que manejan genética. Son las gestadoras de madres o reproductoras que luego producimos nosotros. Además hacemos pollitos”, aclaró Buratti.

En cuanto al uso de antibióticos para producir esta clase de animales, el jefe de producción de Globoaves introdujo el concepto de bioseguridad aplicada a la sanidad de los animales. “Esa definición abarca varios aspectos. Entre ellos está hacer animales, en la medida de lo posible, libres de antibióticos.

Por ese motivo todo el que entra a nuestra planta debe bañarse y de esa manera no ingresar bacterias. También le debemos buena parte de nuestra sanidad al clima de San Luis, donde hay poca producción avícola. Aquí la baja tasa de enfermedades reduce el uso de químicos”, dijo el directivo, quien aclaró que cumplen con todas las vacunas correspondientes y obligatorias que impone Senasa.

“Para cuidar la sanidad en los gallineros no debe existir el hacinamiento, es decir, cada animal debe tener una distancia mínima según la edad. Hablamos de entre 500 y 600 metros entre cada grupo”, contó, al tiempo que explicó que la bioseguridad comprende medidas preventivas que ayudan a la buena salud de los animales.

“Tiene otros puntos fuertes que hacen a una producción sustentable libre de enfermedades. Es importante poseer un área geográfica con baja densidad avícola. Eso implica que no puede haber granjas de ponedoras comerciales o de engorde en las cercanías de los establecimientos. Por otra parte, están los llamados filtros verdes que los da la vegetación autóctona de San Luis”, dijo.

Esas barreras se usan como una manera de frenar los olores y polvillos que genera la producción de pollos, aunque algunos estudios sostienen que además tienen una función estética que da aspecto de prolijidad a las granjas. “Los animales que ingresan al establecimiento lo hacen en perfectas condiciones de sanidad.

Para eso es necesario que tomemos recaudos a la hora de la compra de pollitos. Es decir, asegurarnos de que nuestro proveedor trabaje con la misma bioseguridad con que lo hacemos nosotros”, explicó, y añadió que también, y como norma, deben cumplir con un plan de vacunación impuesta por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).

La jornada sobre sanidad avícola contó con la participación de Senasa, cuyos profesionales mostraron cuáles son las normativas que maneja el organismo, principalmente para el control de movimiento de las aves.

“Se usa documentación de tránsito federal de origen y destino. Para trasladar un ave de un establecimiento a otro la condición es poseer la papelería. De esa manera se conoce el estatus sanitario de cada establecimiento”, dijo Víctor Briñoli, supervisor de Senasa destacado en la oficina de San Luis.

"La normativa de tránsito es completa. El problema lo tenemos con el desconocimiento de los pequeños productores, que son los que crían o venden aves de manera casera, que hacen traslados informales y de los cuales tenemos escasos registros.

Por ende, pueden transmitir enfermedades sin que nosotros podamos ejercer un control efectivo, ya que no están blanqueados", informó. Briñoli también destacó la importancia de cumplir con las formalidades que impone el organismo. La solución que propone Senasa es insistir con la capacitación para obtener la información correcta.

Juan Pablo Rey, responsable del área de Sanidad Animal que depende del Programa Producción Agropecuaria y Arraigo Rural del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción, contó que "hicimos una primera charla de sanidad avícola para empezar a tomar acciones para mejorar la producción de carne y huevos en San Luis.

Primero nos reunimos sólo con las empresas y el Senasa y luego la abrimos al público para hacer foco en la sanidad y mantener el status sanitario, sobre todo en cuanto a la influenza aviar", explicó.

"Con esto queremos dar un salto inicial para armar un diagnóstico de la situación de los pequeños productores y realizar un mapa productivo que nos dé la pauta de dónde estamos parados. Además que puedan producir en condiciones acordes a las demandas actuales", destacó.

 

Del equipo de redacción de ElSitioAvícola



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