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Cuatro pandemias de origen animal

03 April 2020

MUNDO – Teniendo en cuenta el coronavirus, en este siglo el mundo ha sufrido ya cuatro pandemias de origen zoonótico -como se denomina a la transmisión de los virus de la gripe animal a humanos- que provocaron estragos tanto a nivel social como económico. Todas empezaron como un severo brote regional y se expandieron rápidamente a los otros continentes.

Desde que surgió el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), las gripes aviar (H5N1) y la variante porcina (H1N1), hasta la actual pandemia de Covid-19, todas tienen un origen común: un virus exclusivo de poblaciones animales que muta, invade un organismo humano y de se propaga como patógeno nuevo entre la población.

Estos virus producto de la gripe zoonótica pueden afectar a los humanos, causando enfermedades que van desde infecciones leves de las vías respiratorias superiores (fiebre y tos) hasta neumonía, choque séptico, síndrome de distrés respiratorio agudo o incluso la muerte, informa Clarin.

Algunos de estos microorganismos se multiplican más de un millón de veces al día, y encuentran la forma de aprovechar cualquier debilidad en los sistemas de protección inmunológica.

Para lograrlos, todos los virus poseen un genoma que contiene las instrucciones para multiplicarse y dar lugar a nuevas cepas. Entre la información que guardan en su interior, está la de las especies que puede infectar, su modo de transmisión o su interacción con los mecanismos de defensa celulares.

Durante la copia de los genomas virales siempre se producen algunos errores denominados mutaciones, impulsoras de los cambios que a veces ocurren en el comportamiento de los virus.

"Los virus mutan cada vez que se replican, por esta misma razón es que nos vacunamos todos los años contra la gripe. Así, cuando el mismo virus intenta sujetarse a la célula huésped, ésta puede estar bloqueada. Entonces el virus cambiar para poder continuar replicándose. Pero no es posible predecir cómo va a mutar en el futuro. Los virus pueden cambiar las proteínas que las recubren, como una especie de disfraz, para engañar a las células huésped", detalla Wanda Corneistein, Jefa de Control de Infecciones del Hospital Universitario Austral.

La mayoría de los infectólogos coinciden en que los cambios en la forma en que la humanidad habita el planeta (donde un mayor hacinamiento eleva los niveles de contaminación) lo que origina nuevas enfermedades. La mutación y la adaptación constantes son los mecanismos de supervivencia del mundo microbiano.

En los últimos años, hubo mucha evidencia sobre otros brotes en donde se ratificó que las personas expuestas al aire contaminado tienen más riesgo de infección.

Los científicos que analizaron el brote de SRAS-CoV en China en 2003 descubrieron que los afectados que vivían en áreas con mucha contaminación, tenían el doble de probabilidades de sucumbir que aquellas residentes de lugares más despejados.

El economista de recursos ambientales de la Universidad de Stanford, Marshall Burke, realizó algunos cálculos sobre la reciente caída de la contaminación atmosférica en algunas partes de China y las posibles vidas que fueron salvadas.

Dos meses de reducción de la contaminación, estima Burke, probablemente han salvado la vida de 4.000 niños menores de 5 años y 73.000 adultos mayores de 70 años en China. Eso es más del número actual de muertes mundiales por el virus en sí.

Síndrome Respiratorio Agudo Severo

En los albores del nuevo milenio, los expertos creían que los exóticos agentes patógenos que infectaban las zonas densamente pobladas de oriente nunca llegarían a ser un problema en los países ricos, con un firme protocolo de prevención y un sistema de salud solvente.

En medio de este optimismo clínico, en 2002 surgió el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), enfermedad que cobró el mayor número de víctimas en las zonas urbanas. El SRAS se propagó sobre todo en entornos hospitalarios.

Esta infección se caracterizó por una elevada capacidad patogénica y letalidad, ya que desde noviembre de 2002 hasta finales de junio de 2003 produjo 8.422 casos y cerca de mil defunciones, en 29 países de los cinco continentes. Y aunque fue controlado en 10 meses fue la primera pandemia del siglo XXI.

El síndrome respiratorio agudo grave es causado por una cepa del coronavirus, la misma familia de virus que causa el resfriado común. Anteriormente, estos virus nunca habían sido particularmente peligrosos para los seres humanos.

Al cotejar el genoma del 2019-nCoV con el de otros virus aislados previamente se ha podido constatar que su pariente más cercano es el SRAS.

En un artículo reciente de Annelies Wilder-Smith, Calvin J Chiew y Vernon J Lee se apunta que si bien hay “similitudes notables” entre los coronavirus del SRAS y COVID-19, comenzando por una identidad del 86% en sus genomas, “las pequeñas diferencias” son las que determinarán el curso de los acontecimientos.

Influenza A

Al igual que el SRAS, el brote del virus que provocó la llamada gripe aviar (H5N1) se originó en la provincia China de Cantón. Se trató de una variante de gripe, o influenza, que afecta a las aves.

Hasta octubre de 2005 sólo se sabía de unas 200 personas infectadas por el H5N1, pero su tasa de mortalidad fue muy alta, por encima del 59%. Trece países de Asia y Europa se vieron afectados, y se tuvo que sacrificar más de 120 millones de aves.

Este virus puede vivir durante largos periodos de tiempo en el ambiente que se encuentra, especialmente cuando las temperaturas son bajas y cede con la llegada del calor.

Esta pandemia no fue tan devastadora a nivel global porque el virus sólo se transmitía de las aves a los humanos. Aunque no pasaba de una persona a otra, generó una alarma mundial, dado que la ratio de mortalidad fue increíblemente elevada.

En China, la sexta oleada de gripe aviar H7N9 en seres humanos alcanzó su punto máximo en 2016-2017 con casi 800 casos. En todo el mundo, se han comunicado a la Organización Mundial de la Salud más de 1500 casos en seres humanos y al menos 615 muertes desde 2013.

La gripe porcina

La gran diferencia con la aviar, es que esta infección es una variante de la cepa H1N1, con material genético proveniente de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana que sufrió una mutación y dio un salto entre especies, para después permitir el contagio de persona a persona.

La infección no se transmite a través por ingerir carne de cerdo y rara vez lo hace por el contacto con animales infectados.

El 11 de junio de 2009 la OMS la clasificó como "pandemia en curso" y alcanzó nivel de alerta seis. El virus ingresó a la Argentina en abril de 2009 proveniente de México y se convirtió en el octavo país en reportar casos.

A los dos meses, se confirmaron 206 muertes a causa del virus, llegando a quintuplicarse la demanda hospitalaria habitual. La zona más afectada fue el Gran Buenos Aires, donde viven unas 12 millones de personas, se estimó que hasta un 10% de la población de esa región, estaban en riesgo.

El 10 de agosto de 2010 la OMS anunció el fin de la pandemia, 14 meses después y después de haber dado la vuelta al mundo. La pandemia tuvo una mortalidad baja, en contraste con su amplia distribución dejando tras de sí entre 150.000 y 575.000 víctimas.

 

Del equipo de redacción de ElSitioAvícola



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