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Campaña contra el desperdicio de alimentos

24 January 2013

MUNDO - Medidas sencillas por parte de consumidores y vendedores minoristas de alimentos pueden reducir drásticamente los 1.300 millones de toneladas de alimentos que cada año se pierden o desperdician y ayudar así a crear un futuro sostenible, según una nueva campaña mundial para reducir el desperdicio de alimentos presentada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y otros socios.

La campaña Think.Eat.Save. Reduce Your Foodprint ("Piensa. Aliméntate. Ahorra. Reduce tu huella alimentaria") surge en apoyo de la Iniciativa SAVE FOOD ("Ahorrar alimentos") para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a lo largo de toda la cadena de producción y consumo de alimentos -promovida por la FAO y los organizadores de la feria comercial Messe Düsseldorf- y la Iniciativa Hambre Cero del Secretario General de la ONU.

La nueva campaña se dirige específicamente a los alimentos desperdiciados por los consumidores, los minoristas y la industria hotelera, según informa el centro de prensa de la FAO.

La campaña aprovecha la experiencia de organizaciones como WRAP (del inglés, Waste and Resources Action Programme, Programa de acción para el desperdicio y los recursos), Feeding the 5,000 y otros socios, incluyendo gobiernos nacionales, que tienen considerable experiencia en identificar y modificar las prácticas derrochadoras.

La campaña Think.Eat.Save. tiene como objetivo acelerar las medidas y proporcionar una visión global y un portal de intercambio de información (www.thinkeatsave.org) para las múltiples y diversas iniciativas en curso en todo el mundo.

A nivel mundial, alrededor de un tercio de todos los alimentos que se producen -por valor de cerca de un billon de dólares - se pierde o se desperdicia en los sistemas de producción y consumo alimentarios, según los datos publicados por la FAO.

La pérdida de alimentos se produce sobre todo en las etapas de producción -recolección, procesamiento y distribución- mientras que el desperdicio ocurre por lo general a nivel del minorista y el consumidor, al final de la cadena de suministro de alimentos.

"En un mundo de siete mil millones de habitantes, que aumentarán a nueve mil millones en 2050, el desperdicio de alimentos no tiene sentido ni a nivel económico, ni ambiental ni ético", aseguró el Secretario General Adjunto de la ONU y director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.

"Aparte del coste que conlleva, toda la tierra, agua, fertilizantes y la mano de obra necesarios para cultivar esos alimentos se pierde. Por no hablar de las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por la descomposición de los alimentos en los vertederos y el transporte de los alimentos que finalmente se desechan", añadió Steiner.

"Juntos, podemos invertir esta tendencia inaceptable y mejorar la vida de las personas. En las regiones industrializadas, casi la mitad del total de alimentos desperdiciados, alrededor de 300 millones de toneladas al año, se debe a que los productores, minoristas y consumidores desechan alimentos que todavía son aptos para el consumo ", señaló el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

"Si podemos ayudar a los productores de alimentos a reducir las pérdidas a través de mejores métodos de recolección, procesado, almacenamiento, transporte y comercialización, y combinar esto con cambios profundos y duraderos en la forma de consumir alimentos, podremos entonces tener un mundo más sano y sin hambre, añadió Graziano da Silva.

El sistema alimentario mundial tiene profundas implicaciones para el medio ambiente, y producir más alimentos de los que se consumen sólo agrava las presiones, entre ellas las siguientes:

  • Más del 20 por ciento de las tierras cultivadas, el 30 por ciento de los bosques y el 10 por ciento de los pastizales se encuentran en proceso de degradación;
  • A nivel mundial, han desaparecido el 9 por ciento de las reservas de agua dulce. El 70 por ciento de este recurso se destina a la agricultura de regadío;
  • La agricultura y los cambios de uso del suelo, como la deforestación, contribuyen al 30 por ciento del total de las emisiones de gases de efecto invernadero;
  • El sistema agroalimentario consume cerca del 30 por ciento de la enegía disponible en el mundo;
  • La sobrepesca y la mala gestión contribuyen a la reducción de las poblaciones de peces: cerca del 30 por ciento de las poblaciones de peces marinos se consideran hoy sobreexplotadas
.

Uno de los factores que impulsaron la campaña fue el resultado de la Cumbre de Río +20 en junio de 2012, en la que los Jefes de Estado y de Gobierno dieron el visto bueno para la creación de un marco de diez años de Programas de patrones de consumo y producción sostenibles (CPS).

El desarrollo de un programa de CPS para el sector de la alimentación debe ser un elemento esencial de este marco, dada la necesidad de mantener la base mundial de producción alimentaria, reducir su impacto ambiental, y alimentar a una creciente población humana.

Según la FAO, cerca del 95 por ciento de la pérdida y el desperdicio de alimentos en los países en desarrollo son pérdidas involuntarias en las primeras etapas de la cadena de suministro de alimentos debido a limitaciones financieras, técnicas y de gestión en las técnicas de recolección, instalaciones de refrigeración y almacenamiento en condiciones climáticas difíciles, infraestructuras, y sistemas de envasado y comercialización.

Sin embargo, en el mundo desarrollado tiene mucha mayor importancia el final de la cadena. Aquí al nivel de elaboración de alimentos y venta minorista, se desperdician grandes cantidades de alimentos debido a prácticas ineficientes, estándares de calidad que dan excesiva importancia a la apariencia, confusión sobre las fechas en las etiquetas y consumidores que se apresuran a tirar alimentos en buen estado debido a que han comprado en exceso, por almacenarlos de forma inadecuada y la preparación de demasiada cantidad de comida.

El desperdicio per cápita de los consumidores se sitúa entre 95 y 115 kg al año en Europa y Norteamérica/Oceanía, mientras que los consumidores en África subsahariana, Asia meridional y Sudeste asiático tiran solamente entre 6 a 11 kg al año.

En línea similar a la de otras partes del mundo, la Unión Europea está estudiando la cuestión del desperdicio de alimentos, y la Comisión Europea ha prestado su apoyo a la nueva iniciativa.

Para que la campaña desarrolle su gran potencial, todo el mundo tiene que participar: familias, supermercados, cadenas hoteleras, escuelas, clubes deportivos y sociales, directores de empresas, alcaldes, líderes nacionales y mundiales.

Del equipo de redacción de ElSitioAvícola



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