Últimas Noticias
Dependencia de la proteína vegetal
01 November 2010EUROPA - La obtención de proteína para la alimentación animal es uno de los condicionantes más sensibles del sector de ganadero, ya que supone una fuerte dependencia de estados terceros.
La prohibición de utilizar harinas de origen animal para la elaboración de piensos ha reforzado la dependencia de la soja como origen de la imprescindible proteína para los alimentos del ganado.
El freno a determinadas biotecnologías ya implantadas en los grandes productores agrícolas del mundo como Estados Unidos, Brasil, Argentina, China o Canadá ha supuesto una importante atadura comercial que, unida a las estrictas limitaciones a la importación de semillas transgénicas, suponen una amenaza para nuestro abastecimiento alimentario o, al menos, para la estabilidad de su mercado y de sus precios.
Aunque se alcance en la Unión Europea de forma estable la superficie máxima autorizada para proteaginosas de 1,6 millones de hectáreas, el sector ganadero seguirá siendo dependiente de esta semilla de alto contenido proteico, indicó nortecastilla.es.
Mientras que gran parte de los países europeos se oponen a la propuesta del comisario de Sanidad y Consumo en la que se desarmoniza la regulación de la siembra de semillas transgénicas, sus equipos técnicos trabajan para dar una solución al modelo de tolerancia cero que existe en la actualidad para las importaciones.
El sistema actual prohíbe cualquier traza de semilla transgénica no autorizada en la Unión Europea, por ínfima que ésta sea. La amenaza comercial y económica que ello implica es clara. Ahora, la Comisión Europea pretende que se admitan trazas en el caso de aquellas semillas cuya modificación genética ya haya recibido la opinión favorable de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), aunque todavía no se haya producido la resolución oficial en el siempre complejo y maniatado proceso político-administrativo de autorización en la UE.
Un proyecto que, de salir adelante, supondría una mayor normalización del comercio y daría más estabilidad a la industria de los piensos y, en consecuencia al propio sector ganadero.
Sin embargo, al tratarse de cantidades insignificantes difícilmente evitables y que aparecen de forma excepcional, lo coherente sería que las trazas también fueran aceptadas si fueran de cualquier semilla autorizada por un organismo o autoridad científica acreditada y de reconocido prestigio, aunque no sea europeo.
La situación podría mejorar todavía más si definitivamente se vuelve a autorizar el uso de harinas animales para piensos de monogástricos, cerdos y pollos, y se levanta la prohibición total impuesta a partir de la crisis de las vacas locas. En este sentido parece que falta poco para que esto suceda, por lo que algo se reduciría la servidumbre de la proteína vegetal.
Del equipo de redacción de ElSitioAvícola