Nuria Martínez Herráez
Editora
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El consumo de pollo sigue creciendo en Estados Unidos
Hace unos días, el Consejo Nacional del Pollo de Estados Unidos (del inglés, National Chicken Council) anunciaba que el nivel de consumo de pollo de 2016 sobrepasa el de los dos años anteriores, según un estudio que se presentó en la Cumbre de Mercadeo del Pollo (del inglés, Chicken Marketing Summit).
Según informa el Consejo, en las dos semanas anteriores a la encuesta, el 87 % de los consumidores tomó una comida o aperitivo que contenía pollo tras comprarlo en el supermercado mientras que el 72 % lo hizo tras comprar en un punto de venta de comida. Según los datos, las ventas del producto en los supermercados aumentaron un 2,4 % y están a la par con las que se observaron en 2015. Por otro lado, el consumo de pollo en los puntos de venta de comida mostró un aumento destacado del 7,5 % en comparación con 2015.
Según los datos recabados en la encuesta, el consumo de pollo no menguará: los consumidores anticiparon que comerían más pollo en los próximos 12 meses, tanto a partir de compras en el supermercado (+21 %) como en puntos de venta de comida (+14 %). De hecho, según estima el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, los estadounidenses consumirán 92 libras de pollo per cápita en 2016 (41,73 kg aproximadamente).
De acuerdo con declaraciones de Tom Super, vicepresidente sénior de comunicación en el Consejo, "el pollo lidera la lista en el consumo semanal de proteína al ser la carne que se consume más a menudo. A la vez que las ventas minoristas de pollo se mantienen fuertes, los datos muestran que cada vez más la gente come pollo fuera de casa, aspecto positivo para los nuevos productores de pollo, los puntos de venta de comida y la economía en general".
A partir de los datos la encuesta que realizó el Consejo también se observó que, independientemente del canal de compra, la frescura, el sabor y el aumento de los precios son los factores más importantes para los consumidores. En general, los consumidores están satisfechos con la frescura y el sabor. En cuanto a los precios, la satisfacción de los consumidores es mayor en los puntos de venta de comida (con un nivel moderado), frente a los supermercados, con un nivel de satisfacción más bajo.
La confianza también es un punto que marca la diferencia. Como fuentes de información sobre el producto, los supermercados obtuvieron niveles razonables de confianza, o fiabilidad, entre los consumidores, seguidos de las marcas comerciales. En primera posición, aparecen las fuentes gubernamentales como las más fiables para obtener información sobre el pollo.
Otro dato interesante que arrojan los resultados de la encuesta es un mayor interés por parte de los consumidores en que no se usen antibióticos en la producción de los alimentos. También se observa interés por saber de dónde vienen los pollos, a través de etiquetados que indican un origen de crianza local o que señalan de qué país proviene el producto.
Por último, muchos consumidores expresaron su preocupación por la inocuidad alimentaria (un 71 % se mostró extremadamente o muy preocupado), mientras que un 57 % expresó su preocupación por el uso de hormonas o esteroides en los pollos, a pesar de que este uso está prohibido por ley federal en los Estados Unidos.
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