Editorial - América Latina se inquieta por la influenza aviar
La influenza aviar lleva meses mermando las parvadas de aves de Estados Unidos. Hasta principios de junio, el número total de focos detectados en EUA alcanzaba los 219 y el total de aves afectadas por la influenza rozaba ya los 47 millones.
Las pérdidas para el país norteamericano, tanto en aves disponibles como económicas, alcanzan cifras millonarias.
Por el momento, en los países de América Central y del Sur no se han detectado brotes de ninguna de las cepas detectadas en EUA y que están devastando la industria avícola estadounidense pero, por la proximidad del continente norteamericano y la posibilidad de que los virus lleguen gracias a los flujos de aves migratorias, la preocupación sí ha llegado ya a las industrias avícolas de diferentes países.
En Panamá, ya a finales de mayo se impuso el cerco sanitario tanto en las fronteras como en los aeropuertos del país. Las autoridades fronterizas y de los pequeños aeropuertos de Panamá se prepararon con cercos sanitarios para evitar que la enfermedad entre en el país y desemboque en un desabastecimiento de productos avícolas.
Jorge Arango, ministro del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), indicó que en el país por año se consumen 99 millones de pollos de modo que era necesario redoblar inspecciones y resguardar la bioseguridad en los nuevos aeropuertos, así como evitar el paso de mercancía de contrabando que pueden atentar contra la producción nacional.
Por otro lado, la industria avícola chilena también ha puesto en marcha medidas para evitar que la enfermedad pueda afectar a la producción nacional.
La industria avícola chilena, en conjunto con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), está trabajando en reforzar las medidas de bioseguridad en el país para evitar la entrada del virus. También se han intensificado los programas de monitoreo del virus.
Muchas de las migraciones que llegan al país, provienen de la costa oeste de EUA. Juan Miguel Ovalle, presidente de Asociación de Productores Avícolas de Chile (APA), señaló que "por ello, el rol del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) es relevante en la implementación de las medidas de carácter nacional relacionadas con monitoreo de aves migratorias y el control de aves de traspatio en zonas de humedales".
Y en el caso de Argentina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), emitió recomendaciones ante los casos ya detectados en otros países y dirigidas a los avicultores nacionales.
La principal recomendación del Senasa es que los productores avícolas, profesionales, técnicos y personas ligadas a la avicultura obedezcan el cumplimiento estricto de las medidas sanitarias establecidas.
La influenza aviar es una enfermedad exótica en la Argentina dado que nunca se han detectado casos en aves domésticas industriales ni de traspatio.
El Senasa también llama a extremar las medidas de prevención, tanto a nivel país como en las granjas, empresas y establecimientos avícolas, para evitar el posible ingreso de virus IA a la Argentina.
Países como México ya conocen bien las consecuencias derivadas de la influenza aviar para la industria avícola nacional. Los acontecimientos sucedidos en Estados Unidos podrían repetirse en cualquier otro país y de ahí que países como los aquí mencionados estén tratando de concienciar a sus avicultores de la importancia de la bioseguridad para evitar la entrada del virus en su territorio.
Si la influenza aviar llega a entrar en el territorio, las consecuencias para la industria avícola nacional de cualquier país latinoamericano serán dolorosas y se necesitará de bastante tiempo para alcanzar la recuperación. Siempre es mejor prevenir que curar.
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