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Enfermedades inmunosupresoras de las aves: diagnóstico y control

07 February 2012

La inmunosupresión se define como la inhibición de la respuesta inmune normal debido a causas no infecciosas e infecciosas. Se ha descrito que los factores ambientales y numerosos patógenos infecciosos inducen la inmunosupresión a menudo en un escenario multifactorial.

El sistema inmune de las aves es comparable en su función y organización al de las especies de mamíferos
El sistema inmune de las aves es comparable en su función y organización al de las especies de mamíferos

Esta información fue presentada por Silke Rautenschlein, Universidad de Medicina Veterinaria, Alemania, durante el XVII Congreso de la Asociación Mundial de Veterinarios Avícolas, celebrada en Cancún, México, en agosto de 2011.

El sistema inmune se puede visualizar como una orquesta de células inmunes que contribuyen de manera equilibrada a la salud de un individuo mediante la interacción directa entre las células o factores solubles (Figura 1a).

En general, el sistema inmune de las aves es comparable en su función y organización al de las especies de mamíferos. Igualmente, en las especies aviares las reacciones inmunes innatas y adquiridas contribuyen al control de anomalías no infecciosas y patógenas.

La secuencia del genoma del pollo permitió identificar muchos mecanismos inmunes, que ya se conocían de los mamíferos, pero otros aún no se identifican, o sus homólogos en las especies aviares no se han reconocido hasta el momento.

Un sistema inmune bien equilibrado y funcional es de especial importancia para las aves comerciales debido a que en condiciones de crianza intensiva y la selección genética para la producción de carne y huevo, estas aves son más vulnerables a las infecciones con patógenos primarios y secundarios.

Figura 1: (a) Una versión simplificada de la orquesta de células inmunes.
Figura 1: (a) Una versión simplificada de la orquesta de células inmunes.

Inmunosupresión

La inmunosupresión se define como la inhibición de la respuesta inmune normal debido a agentes no infecciosos e infecciosos. Los factores ambientales, tales como los elementos estresantes de la incubadora, el mal manejo de la cama y la luz, el estrés social y hormonal, la insuficiente calidad del aire, la temperatura errónea, componentes alimenticios inmunosupresores tales como micotoxinas, así como los riesgos ambientales, todos pueden inducir o contribuir a la inmunosupresión.

Se ha descrito que los agentes infecciosos inducen la inmunosupresión, a menudo en combinación con factores no infecciosos. Las co-infecciones con frecuencia conducen a exacerbar la inmunosupresión y el desarrollo de la enfermedad.

Los patógenos virales que pueden inducir la inmunosupresión incluyen el virus de la bursitis infecciosa, virus de enteritis hemorrágica, virus de la enfermedad de Marek, reovirus, metapneumovirus aviar, virus de la enfermedad de Newcastle, virus de laringotraqueitis infecciosa (ILTV), virus de la Influenza aviar, virus de anemia infecciosa del pollo, retrovirus, así como adenovirus de las aves.

Los patógenos bacterianos, tales como Mycoplasma spp. o los parásitos, incluyendo protozoarios tales como Eimeria spp. y Cryptosporidium spp. pueden contribuir a la inmunosupresión.

Mientras algunos patógenos infecciosos pueden causar enfermedades agudas o crónicas con síntomas clínicos distintivos y lesiones patológicas, otros también pueden causar infecciones subclínicas acompañadas de inmunosupresión.

Esto a veces no sólo intensifica la gravedad de los signos clínicos causados por patógenos secundarios, sino que también puede alterar las propiedades biológicas de los patógenos co-infecciosos y reducir la eficacia de la vacunación. No solo los agentes infecciosos virulentos pueden inducir la inmunosupresión, algunas vacunas también pueden afectar la capacidad de respuesta inmune de las aves inoculadas.

Bursitis infecciosa

Se ha descubierto que diversos agentes infecciosos, especialmente los virus, codifican las proteínas que interfieren en distintos niveles con los mecanismos de defensa no específicos o específicos del receptor. Un gran número de virus evaden la respuesta inmune causando inmunosupresión. Los virus pueden destruir directamente las poblaciones de células inmunes mediante mecanismos citolíticos, que alteran sus funciones o inducen desequilibrios de las citocinas.

Un virus inmunosupresor económicamente importante, el virus de la bursitis infecciosa (IBDV), (tiene varios diferentes nombres, enfermedad infecciosa de la bolsa, bursitis infecciosa, Gumboro) fue seleccionado para demostrar algunos posibles mecanismos inmunosupresores (Figura 1b), que afectan significativamente la salud y la eficacia de la producción de los pollos comerciales.

El IBDV causa una enfermedad inmunosupresora aguda y altamente contagiosa en los pollos. El agente causante pertenece a la familia de Birnaviridae. Los diferentes patotipos del IBDV han sido clasificados como leve, intermedio, virulento clásico, muy virulento y variante. Los pollos son altamente susceptibles al IBDV entre las 3 y 6 semanas después de la eclosión.

Los pollos menores a 3 semanas se pueden infectar subclínicamente y desarrollar una grave inmunosupresión. Algunos experimentos, en los cuales unos pollos a los que se practicó una bursectomía sobrevivieron a la infección por IBDV, demostraron que la bolsa de Fabricio es el principal órgano objetivo para el IBDV.

El virus es tomado del intestino y transportado a otros tejidos a través de las células fagocíticas, muy probablemente los macrófagos residentes. El IBDV infecta y destruye activamente al dividir las células B portadoras de IgM en la bolsa de Fabricio; y las cepas virulentas también pueden afectar las células B en otras estructuras linfoides tales como el bazo, el timo, la glándula de Harder y los leucocitos de la sangre periférica.

Figura 1:  (b) Modelo de inmunosupresión por  bursitis infecciosa.
Figura 1: (b) Modelo de inmunosupresión por bursitis infecciosa.

Destrucción de las células B

La destrucción de las células B resulta en una atrofia temporal de la bolsa, de la cual las aves se pueden recuperar después de algunas semanas, dependiendo de la virulencia de la cepa infecciosa.

Aunque las células B son las principales células objetivo para el IBDV, los datos recientes demuestran que el virus también se replica en los macrófagos e induce la liberación de mediadores pro-inflamatorios y citocinas.

Las células T, que no están infectadas por el IBDV, se podrían activar mediante factores solubles liberados por los macrófagos activados, y como células T de tipo supresor contribuir a la inmunosupresión.

Las células T intrabursíticas activadas pueden modular la patogénesis al limitar la duplicación viral en la bolsa de Fabricio durante la etapa temprana de la enfermedad, así como mediante la promoción del daño al tejido de la bolsa y el retraso en la recuperación del tejido.

Estudios anteriores también sugieren que la formación de los complejos inmunes podría no solo conducir a las lesiones hemorrágicas observadas después de la infección con cepas de IBDV virulentas, sino que también producen un agotamiento temporal del complemento, lo cual podría contribuir a la inmunosupresión.

Wang et al. (2009) demostraron que el IBDV deteriora la respuesta inmune de la mucosa mediante la reducción de la expresión IgA secretora intestinal, los fosfatos alcalinos intestinales y los linfocitos intraepiteliales, lo cual permitiría que patógenos secundarios superasen la barrera intestinal. La actividad de los mastocitos y la liberación de histamina mejora después la infección con vvIBDV (vv = muy virulento), lo cual deriva en una respuesta inflamatoria aguda que también afecta la inmunidad del intestino.

La destrucción de las células B y los macrófagos son probablemente los principales factores que contribuyen al carácter inmunosupresor de la infección por IBDV, lo cual es muy obvio en el campo cuando aumentan las infecciones secundarias y hay un deficiente efecto de la vacuna.


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"La detección de la inmunosupresión subclínica bajo condiciones de campo con los métodos inmunológicos rutinarios es muy limitada"

Diagnóstico de inmunosupresión

Actualmente las enfermedades multifactoriales representan la principal amenaza para la producción avícola. Las condiciones inmunosupresoras pueden predisponer significativamente a las aves a infecciones secundarias, que a menudo son mediadas por patógenos facultativos.

El momento ‘correcto’ para la obtención de muestras parece ser esencial para identificar las infecciones con patógenos inmunosupresores. Estas condiciones inmunosupresoras y a menudo multifactoriales son difíciles de diagnosticar debido a que con frecuencia se inician de forma subclínica, pero cuando las aves a la larga se enferman clínicamente debido a los patógenos secundarios, las causas inmunosupresoras primarias quizá ya no son identificables en ese periodo.

Debido a la compleja naturaleza de las condiciones inmunosupresoras en el campo, se necesita implementar una estrategia de diagnóstico multiplex. Algunas herramientas multiplex ya están disponibles para detectar virus o anticuerpos contra patógenos importantes.

El diagnóstico de los patógenos inmunosupresores puede ser incluso más complicado si la cepa infecciosa es una variante de una cepa conocida, la cual no se puede identificar fácilmente con los métodos disponibles, lo que deriva en resultados falsos negativos y un diagnóstico equivocado.

La detección de la inmunosupresión subclínica bajo condiciones de campo con los métodos inmunológicos rutinarios es muy limitada. La determinación de las poblaciones de leucocitos, el cálculo de las proporciones de heterófilos/linfocitos, la identificación de ciertas citocinas en la circulación y otros factores solubles son métodos valiosos que se pueden usar bajo condiciones experimentales, pero los datos son difíciles de obtener e interpretar en condiciones de campo.

Estrategias de control de inmunosupresión

La estrategia más exitosa para controlar la inmunosupresión en el campo es la prevención. Se necesita implementar una combinación de medidas de bioseguridad y estrategias de vacunación para el control exitoso de los agentes inmunosupresores infecciosos.

Las vacunas se deben seleccionar con base en la información acerca de la presión del campo. Los tiempos de vacunación se deben seleccionar apropiadamente. Muchas vacunas vivas disponibles comercialmente contra los virus inmunosupresores inducen inmunidad local y sistémica, así como inmunidad humoral y mediada por células.

Algunas de las vacunas vivas basadas en virus inmunosupresores atenuados aún pueden conservar potencial inmunosupresor y podrían suprimir las funciones inmunes, especialmente en presencia de otros factores no infecciosos e infecciosos.

También están disponibles vacunas inactivadas, las cuales permiten impulsar la inducción de altos niveles de anticuerpos en la circulación. Las vacunas del complejo inmune pueden ser alternativas para evitar la interferencia de duplicar los virus de vacunas vivas con anticuerpos maternos en las fechas de inmunización tempranas.

Así mismo, el potencial de inducir lesiones en aves muy jóvenes o embriones después de la vacunación contra IBDV- in ovo se podría reducir en el caso de las vacunas del complejo inmune. Una variedad de vacunas vectorizadas ha sido aprobada en años recientes en algunos países, lo que podría mejorar la seguridad de las vacunas mediante una eficacia equivalente o mejor a la de las vacunas vivas convencionales.

Las vacunas de subunidad y las vacunas de ADN han sido probadas contra varios agentes inmunosupresores, pero aún no han llegado al mercado debido a la necesidad de mejorar aún más su eficacia.

La selección de buenos adyuvantes puede mejorar la eficacia de la vacuna, la duración de la inmunidad y la protección. Los nuevos enfoques moleculares pueden contribuir en el futuro para desarrollos posteriores en esta área.

Las condiciones ambientales, tales como los sistemas de alojamiento, la densidad de producción, las medidas de higiene, la composición del alimento y el manejo se deben optimizar para reducir el estrés y, en consecuencia, disminuir la inmunosupresión. Este enfoque se puede combinar con la mejora genética para aumentar la resistencia de las especies avícolas.

Durante muchos años, se han investigado los aditivos y componentes alimenticios para mejorar sus efectos inmunes, tales como extractos de hierbas chinas, vitaminas como la Vitamina E, ácido ascórbico, o complementos como triptófano y arginina.

Pero también se demostró que el polisacárido distinto al almidón mejora la respuesta inmune en las aves y podría ayudar a mejorar la protección de forma no específica. Estos productos podrían permitir que en el futuro se proteja a los animales de forma inespecífica o se logre mejorar la resistencia contra agentes infecciosos, incluyendo patógenos inmunosupresores.


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"La selección de buenos adyuvantes puede mejorar la eficacia de la vacuna, la duración de la inmunidad y la protección"

Nuevas estrategias de diagnóstico

Un prerrequisito para controlar las enfermedades inmunosupresoras en el futuro es desarrollar nuevas estrategias de diagnóstico que permitan la rápida detección de los patógenos participantes durante la etapa temprana de la infección antes de que ocurran infecciones secundarias.

Los sistemas de detección multiplex, tales como PCR o Microarreglos multiplex podrían ayudar a monitorear la distribución y el índice de infección subclínica de los patógenos participantes. Esto proporcionará la base para mejorar las estrategias de vacunación contra patógenos inmunosupresores. Este enfoque evitaría pérdidas significativas debido a las infecciones secundarias y las fallas en la vacunación en las parvadas avícolas inmunosuprimidas.

Además, las nuevas herramientas de diagnóstico para identificar la inmunosupresión en las parvadas comerciales mediante métodos inmunológicos podrían ayudar a mejorar las condiciones ambientales con la suficiente anticipación para evitar el avance posterior de la inmunosupresión y reducir el índice de infecciones secundarias.

Algunos métodos, tales como las técnicas de calcular la proporción de heterófilos/linfocitos y el análisis flujocitométrico para determinar las cantidades y proporciones de los leucocitos circulantes podrían ser técnicas que estarán disponibles en el futuro también para el diagnóstico rutinario de las condiciones inmunosupresoras en la parvada.

La identificación de los rasgos genéticos responsables de la resistencia y el control de los virus inmunosupresores y el estrés podrían ayudar también a mejorar los antecedentes genéticos de las aves para que sean más robustas y menos susceptibles a la inmunosupresión.

Febrero 2012

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