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Factores predisponentes que afectan la capacidad de caminar de pavos y pollos
22 September 2010Edgar O. Oviedo-Rondón de la Universidad del Estado de Carolina del Norte hizo una revisión de este tema durante la Conferencia de Nutrición Avícola de Carolina de 2007.
La capacidad de caminar de las aves está considerada como un parámetro de bienestar importante (Mench, 2004), pero también es algo de importancia fundamental para obtener un desempeño óptimo de la parvada, una buena eficiencia de energía y utilización del alimento, reducción de trastornos óseos, mejoramiento de la fortaleza ósea, reducción de fracturas esqueléticas, mejoramiento de la inocuidad alimentaria y reducción de problemas de decomisos en la planta de procesamiento.
Se ha calculado que de 2-6% de todas las parvadas de pavos y 1 o 2% de las parvadas de pollos de engorda, muestran algunos signos observables de problemas en las patas, mientras que muchas más se ven afectadas en formas menos visibles.
En las evaluaciones de la manera de andar en parvadas de aves de carne, normalmente se encuentran entre el 30 al 65% de la población con patrones de caminar llamados “anormales”, sin que presenten problemas en los huesos. La salud de las patas no siempre se vincula a trastornos óseos.
El sistema esquelético está constituido también por tendones, articulaciones y ligamentos. Estas estructuras y los músculos también se ven afectados por varios factores al inicio de la vida, que causan cojera y al final impacta sobre el desarrollo y la fortaleza de los huesos. A veces, es muy difícil diferenciar cual es la causa principal, ya sea el trastorno óseo o la modificación del patrón del modo de andar.
El desarrollo del hueso, la etiología de los trastornos y la influencia de la nutrición y el manejo en la prevención de problemas de patas, ya fueron revisados previamente (Bradshaw et al. , 2002; Oviedo-Rondón et al., 2006 a, b).
Esta presentación se va a enfocar principalmente a la capacidad de caminar, que está más relacionada con el comportamiento, la conformación corporal, flexibilidad de las articulaciones del ave y la fortaleza de sus músculos y tendones, que lo que se relaciona a trastornos óseos.
Debido a la complejidad de las interacciones entre todos estos factores, el mejoramiento de la capacidad de caminar mientras se mantiene la ganancia de peso corporal deseada, sigue siendo un desafío monumental para la producción avícola.
Todos los métodos zootécnicos, nutricionales e incluso de selección genética que se han usado para mejorar la capacidad de caminar, causan algo de reducción en las tasas de crecimiento, y si esa reducción de la ganancia de peso corporal se da a temprana edad, generalmente no se han observado cambios compensatorios a la edad al mercado.
Debemos, por lo tanto, desarrollar un mejor conocimiento de la biomecánica del modo de caminar, del comportamiento y del desarrollo del aparato locomotor si queremos diseñar mejores estrategias para mejorar la capacidad de caminar de nuestras aves para producción de carne.
Efectos de la capacidad de caminar
La locomoción implica un avance suave del cuerpo a través del espacio con el menor gasto mecánico y de energía fisiológica. Aunque el objetivo de caminar es la progresión en dirección hacia adelante, el movimiento de las extremidades se basa en la necesidad de mantener un desplazamiento simétrico de baja amplitud del centro de la gravedad de la cabeza y del tronco, en las direcciones vertical y lateral.
El modo de caminar normal conserva tanto la energía cinética y potencial, y sigue el principio de la conservación biológica de la energía. Cualquier cojera indica un cambio en el patrón del modo de caminar “normal” e incrementa el gasto de energía o reduce la actividad (Muir et al., 1998; Waters y Mulroy, 1999).
La interrupción del ciclo del modo de caminar normal y las características de conservación de la energía del movimiento del tronco y de las extremidades, resulta en un aumento del gasto de la energía. No obstante, en respuesta a la discapacidad en el modo de caminar, a cargas pesadas o a una postura desequilibrada, el animal se va a adaptar mediante la realización de sustituciones compensatorias del caminar para minimizar el gasto adicional de energía.
En consecuencia, los patrones del caminar de los animales pesados, como los que se pueden observar en las aves para carne, tienen que ser diferentes de los que se observan en las estirpes más ligeras para huevos. La efectividad y las consecuencias relacionadas a estas compensaciones, dependen de la gravedad de la discapacidad y de la aptitud cardiovascular y locomotora del animal.
Sin embargo, no siempre las adaptaciones del modo de caminar para compensar las cargas muy pesadas o las extremidades poco sólidas tienen éxito y pueden llevar a problemas en las articulaciones y finalmente a la cojera (Corr et al., 2003a, b, c; Buchwalder et al., 2004).
Aunque el caminar siempre requiere de un gasto de energía, la capacidad de caminar es absolutamente necesaria para la capacidad de las aves de carne de tener acceso al alimento y al agua, y para evitar el picoteo de otras aves más agresivas en la parvada, y para que las aves tengan un desarrollo óseo, densidad mineral, fortaleza ósea normales y para desarrollar el esqueleto que van a necesitar para poder sustentar el desarrollo de los músculos.
La arquitectura ósea y las propiedades biomecánicas de los huesos cambian en respuesta a la carga mecánica y a la fuerza muscular que se les aplica. Por otro lado, la carga en las articulaciones proviene de varios factores entre los que se incluyen la alineación ósea y la biomecánica del modo de caminar.
Las adaptaciones del modo de caminar en animales que no están sólidos causan rotaciones de las patas y en cada articulación que tienen consecuencias para el sistema esquelético, lo que crea un problema progresivo y degenerativo. La torsión femoral reducida generalmente resulta en una mayor rotación externa de la pelvis y en un modo de caminar con los dedos hacia afuera, mientras que aquellos que tienen más anterotorsión generalmente tienen una mayor rotación interna de la cadera y un caminar más con los dedos hacia adentro. Las limitaciones en la movilidad de la pelvis se relacionan con la osteoartritis de las rótulas y la pelvis; sin embargo, se sabe que están primaria o secundariamente relacionadas con la progresión de la enfermedad.
Es muy común en los pavos comerciales que se presente la osteoartritis y otras enfermedades degenerativas de las articulaciones que llevan al dolor (Hocking et al., 2002b; Buchwalder y Huber-Eicher, 2005). Los trastornos leves óseos en sí mismos no tienen un gran impacto sobre la capacidad de caminar. La gama normal de torsión tarsotibial en las aves es de -5° a 20°; las torsiones leves no tienen impacto sobre el modo de caminar (Corr et al., 2003a, b).
La incidencia de discondroplasia de la tibia no se correlaciona con la cojera o las anormalidades del modo de andar en pavos (Hocking et al., 2002a, b; Simsa et al, 2007 a,b) como se ha observado en pollos . Sin embargo, las lesiones de la discondroplasia de la tibia pueden ser un lugar importante para el desarrollo de osteomielitis, que es la causa más común de la necrosis del hueso largo de las patas en pavos.
Además, el ángulo de la rótula entre el varo y el valgo de la rótula y los impulsos del plano frontal que resultan durante el modo de andar se han relacionado a la distribución mineral ósea en la tibia proximal en rótulas sanas y enfermas, lo que los implica en la patogénesis de la osteoartritis. La torsión tibial interna (tibias con ángulos de torsión externa más bajo de lo normal) y los ángulos de anterotorsión femoral bajos se han vinculado con la incidencia y gravedad de la osteoartritis de la rótula. La artritis y la debilidad del tendón también pueden iniciarse por infecciones bacterianas, virales o de micoplasma.
Costo energético del caminar
Es importante recordar que la actividad normal de caminar en las aves tiene influencia sobre la variabilidad del requerimiento de energía de la dieta entre parvadas y entre aves en una parvada. Los requerimientos de energía a menudo se estiman bajo condiciones de salas con restricción, a veces en cámaras de respiración o jaulas metabólicas, que subestiman los requerimientos de las aves que se crían en el suelo, por lo que debe corregirse estos valores para las aplicaciones prácticas.
Por ejemplo, Johnson y Farrell (1983) y Spratt et al. (1990) (citados por Sakomura, 2004) estimaron los requerimientos de energía de 87.24 y 87.71 kcal/kg0.75/día, respectivamente, para gallinas reproductoras pesadas en cámaras metabólicas a 21° C. Se observó un resultado similar (91 kcal/kg0.75/día) en reproductoras en jaulas a 21° C, mientras que las criadas en el suelo el requerimiento de energía fue de 113 kcal/kg0.75/día (Sakomura, 2004).
Los requerimientos de energía para las actividades es de alrededor del 50% del metabolismo basal, influido por las condiciones de crianza. Las aves en jaulas presentan una menor actividad y producción de calor, alrededor del 30% del metabolismo basal.
Sakomura (2004) informa que el requerimiento de energía total de mantenimiento de las reproductoras pesadas criadas en el suelo es 20% mayor que las criadas en jaulas. En sus estudios, las reproductoras pesadas criadas en el suelo muestran una mayor producción de calor (144.18, 135.18, 136.56 kcal/kg0.75/día) que las criadas en jaulas (77.83, 65.20, 59.19 cal/kg0.75/día) a los 13, 21 y 30°C, respectivamente. El gasto de energía de actividades de gallinas ponedoras es de alrededor de 20 al 25% de producción de calor (MacLeod et al., 1982).
La unidad de energía en los estudios metabólicos es el gramo/caloría (cal) o el kilogramo-caloría (Kcal). Es poco práctica la medición directa de la producción de calor/calorimetría en sujetos que hacen ejercicio. El consumo calórico por lo tanto se calcula indirectamente de datos del volumen de consumo de O2 y producción de CO2. Se considera que 5 calorías son igual a 1 ml de O2.
Los términos potencia y trabajo se utilizan para describir el gasto de energía. El requerimiento de potencia (tasa de consumo de O2) es los mililitros de O2 consumidos por kilogramo de peso corporal por minuto (ml:kg. por minuto). El trabajo fisiológico es la cantidad de energía que se requiere para realizar una tarea. El trabajo fisiológico (costo de O2) durante el caminar nivelado es la cantidad de oxígeno consumido por kilogramo de peso corporal por unidad de distancia viajada (ml: kg por m).
El costo de O2 se determina dividendo el requerimiento de potencia (tasa de consumo de O2) entre la velocidad del caminar. Al comparar el costo de la energía del modo de andar patológico al valor correspondiente del caminar normal, es posible determinar la eficiencia del modo de andar. La tasa de consumo de O2 se relaciona al nivel del esfuerzo físico y el costo del O2 determina la energía total requerida para realizar la tarea de caminar.
El costo del O2 se puede elevar ya sea con un aumento de la tasa de O2 o por una velocidad de caminar baja con una tasa normal de consumo de O2. Dependiendo del grado de cojera, el gasto de energía adicional para la locomoción se puede aumentar desde un 20% hasta un 60% (Waters y Mulroy, 1999).
El caminar en pollos de engorda y pavos
Los pollos y los pavos ejercen dos fuerzas verticales de dos picos en el suelo cuando caminan y fuerzas de un pico cuando corren. Los pollitos muy jóvenes (es decir, de 0–3 días de edad) caminan naturalmente con longitudes cortas de pasos, gastan más tiempo en ponerse en contacto con el suelo y más tiempo apoyados con las dos piernas en comparación con los pollitos más viejos (de 10–14 días de edad) (Muir et al., 1996).
La capacidad de caminar es más baja en las aves de rápido crecimiento, independientemente de la dieta o el manejo. Este comportamiento diferente en realidad empieza muy temprano en la vida. Bizeray et al (2000) observaron que a los 2 y 3 días, la actividad de los pollos de engorda fue la mitad de los pollitos label rouge durante el tiempo que estuvieron de pie. La duración del caminar por tanda fue de 19±4 segundos para los pollos de engorda y 45±4 segundos para los label rouge (P<0.05).
Las correlaciones entre los niveles de actividad en edades tempranas y tardías indican que la selección de pollitos de engorda jóvenes con movilidad puede aumentar la actividad a una edad más tardía y quizás por lo tanto reducir la presencia de anormalidades de patas o mejorar la capacidad de caminar promedio en las parvadas.
La manipulación de la experiencia locomotora en pollitos puede alterar su patrón locomotor (Muir y Chu 2002). Cuando se impone la restricción de ejercicio en los pollitos inmediatamente después del nacimiento por un mínimo de seis días, se mueven con longitudes cortas de pasos y hacen pequeñas incursiones de cabeza durante el balanceo de la cabeza en comparación con los animales control (Muir y Chu 2002).
El balanceo de cabeza que se da durante el caminar de las aves, es una respuesta optocinética impulsada por el movimiento del mundo visual a través de la retina (es decir, el flujo óptico). Durante el caminar, el movimiento del mundo visual se genera por una traslación hacia delante, y por lo tanto, las relaciones entre los parámetros locomotores y el grado de incursiones de la cabeza podrían proporcionar conocimientos importante del control y desarrollo del balanceo de la cabeza.
Por ejemplo, los pasos más cortos que se dan en animales a los que se restringió el ejercicio pueden haber representado las incursiones más pequeñas de la cabeza vistas en el mismo grupo de animales, porque la longitud del paso determina la distancia horizontal movida y por lo tanto la cantidad de deslizamiento retinal que se da en cada paso. La longitud del paso y las incursiones de la cabeza están de hecho moderadamente correlacionadas (Muir y Chu, 2002).
Sin embargo, otros factores además de la longitud del paso deben influir el grado de incursiones de la cabeza durante el desarrollo posterior al nacimiento, porque éstas continuaron aumentando por>10 días después del nacimiento, mientras que la longitud del paso deja de cambiar después de 4 días (Muir y Gowri, 2005). Por consiguiente, la disponibilidad de espacio y manejo general para garantizar la comodidad durante la primera fase de la crianza puede tener impacto sobre la capacidad de caminar de las aves.
Resch-Magras et al. (1993) realizaron un análisis de locomoción comparativa de pavos comerciales machos sanos y con cojera. Los pavos se filmaron al caminar de vistas laterales tanto derechas como izquierdas. Se analizaron los videos. La coordinación y sucesión de los movimientos de las extremidades inferiores se estudiaron con los componentes del tiempo y espacio.
El modo de andar de los pavos sanos fue un caminar con movimientos perfectamente simétricos y repetibles de las extremidades inferiores. Los movimientos de todos los pavos cojos mostraban anormalidades en la coordinación de espacio y tiempo. Estas anormalidades fueron bilaterales pero no simétricas, ni intermitentes, ni tampoco sistemáticas. Su intensidad aumentó con el incremento en el grado de incapacidad clínica.
Sin embargo, en todos los pavos cojos se observó cierto grado de movimiento tibial anormal, es decir, que presentaron una amplitud más corta del movimiento hacia delante con una intensidad variable.
Factores predisponentes que afectan la capacidad de caminar
Hay varios factores que causan cambios en los patrones normales del caminar en pavos y pollos de engorda:
- Cambios en la conformación corporal causados por la selección genética para un rápido crecimiento y una pechuga más grande
- Hipotiroidismo observado en aves seleccionadas para un rápido crecimiento y una menor actividad física
- Aumento de la asimetría fluctuante del desarrollo cuando se enfrentan a estrés ambiental
- Modificaciones en el desarrollo del tendón debido a la falta de ejercicio, el envejecimiento o la nutrición
- Dolor debido a osteoartritis secundaria y otras enfermedades degenerativas de las articulaciones
- Lesiones en la médula espinal y desviaciones de las vértebras (cifosis o escoliosis)
- Factores de manejo tales como la iluminación, densidad de población, distancia entre comederos y bebederos, y condiciones ambientales.
- Infecciones de las articulaciones por bacterias (estreptococos, E. coli, salmonela), micoplasmas e infecciones de los tendones con reovirus, que aunque no se ha notificado en pavos, pueden suceder.
Conformación corporal
La selección genética para un pavo de mayor pechuga ha aumentado la inestabilidad durante el caminar que se ve compensado por cambios en el ciclo del modo de andar. Abourachid (1991) demostró el creciente estrés sobre los músculos pélvicos de los pavos de pechuga más grande seleccionados durante varias generaciones en comparación con las aves no seleccionadas. El estrés está inducido por la posición anterior de los centros de gravedad de los troncos como resultado de la hipertrofia pectoral seleccionada.
Abourachid (1993) no observó diferencias significativas entre el modo de andar de las estirpes tradicionales y la de pechuga más grande a partir de las vistas laterales. Sin embargo, las vistas posteriores del caminar de ambas estirpes mostraron oscilaciones laterales, que son muy ligeras en la estirpe tradicional, pero que están muy bien marcadas en el pavo de pechuga más grande.
En este, la modificación del centro de gravedad pudo incrementar el costo energético del caminar y relacionarse con problemas de cojera. Se han obtenido datos similares de Corr et al. (2003a) en pollos y gallinas. Havenstein et al. (2004a, b) notificó que el músculo de la pechuga del pavo aumentó en aproximadamente 6.5%, mientras que el rendimiento del músculo del muslo aumento sólo en 0.65% entre 1966 y 2003, debido a las prácticas de selección comercial.
La proporción relativa del peso corporal vivo total en el fémur en realidad ha disminuido en un 0.35% durante ese periodo. El aumento desproporcionado del músculo de la pechuga (25 – 30% del peso corporal) comparado con otros músculos, la tibia y el fémur lleva a una distribución del peso fisiológicamente desequilibrada (figura 1).
El fémur y la tibia, y sus articulaciones están excesivamente tensionados en los pavos y en los pollos de pechugas grandes, cuando se compara con las estirpes seleccionadas al azar, como se muestra en la figura 2 (Abourachid, 1993).
La abducción del fémur reduce la longitud de su proyección en el plano sagital y mantiene la proyección de la rótula en este plano más posterior. Los brazos del momento del peso sobre las articulaciones pélvicas son por lo tanto más grandes.
Ya que el aparato locomotor es geométricamente similar, aumenta el esfuerzo requerido para mantener el equilibrio; el estrés sobre los músculos extensores en los pavos de pechuga más grande y en los pollos de rápido crecimiento es más alto que en las estirpes no seleccionadas (Abourachid, 1993). Esto lleva modificaciones en las secuencias del movimiento (Corr et al., 2003b).
Para compensar estos cambios en la estructura corporal, los pavos caminan lentamente con los tarsos apuntando hacia fuera, dando pasos cortos y anchos (Corr et al., 2003b), y con el envejecimiento se hace menos activos (Kestin et al., 2001). Los pavos de engorda de pechuga grande reducen el tiempo en que están activos, es decir, estando de pie y caminando, y en consecuencia le ponen más peso a las patas.
Pueden tomarse tres métodos de selección para mejorar genéticamente la capacidad de caminar en pavos y pollos de engorda, ya sea mejorando la masa ósea y fortaleza de las patas, incrementando el desarrollo de los músculos de las patas o cambiando de postura (Nestor y Emmert, 1990; Abourachid, 2000).
Ya que el ancho de la pata es altamente heredable y se correlaciona mucho con el peso de la pata y el peso de los huesos tarsotibial y del fémur, la selección para el ancho de las patas podría proporcionar un medio para mejorar la capacidad de caminar.
Sin embargo, cuando se usó una línea de pavos seleccionada durante varias generaciones en cuanto al ancho de la pata para mejorar las líneas comerciales, el ligero mejoramiento obtenido en la capacidad de caminar de las cruzas de machos se contrarrestó con la reducción en la ganancia de peso y ancho de la pechuga de las cruzas relativas a la estirpe comercial pura de los progenitores (Nestor y Anderson, 1998). De esta forma, esta alternativa probó no ser factible para mejorar la capacidad de caminar. La selección directa de la masa muscular de la pata, o de músculos específicos, o incluso la adaptación funcional de las posturas erguidas pueden proporcionar otras alternativas.
Hipotiroidismo
La selección para el rápido crecimiento y el mejoramiento de la utilización del alimento también han resultado en estirpes avícolas comerciales con una menor actividad tiroidea en comparación con las aves no seleccionadas (Gonzáles et al., 1999). Los factores de manejo y del estrés por calor pueden aumentar este hipotiroidismo en algunas aves dentro de las parvadas comerciales (Oviedo-Rondón et al. , 2006a).Los animales hipotiroideos muestran una menor actividad física, debilidad de las extremidades y patas, y temblores al caminar. Este factor metabólico puede afectar tanto a pollos como a pavos, de tal manera que debe evaluarse su relación con la capacidad de caminar (Zoeller y Rovet, 2004). De hecho, los pollos pasan del 75 al 85% de su tiempo echados, por lo que es muy difícil hacer que aumenten su actividad física (Bizeray et al., 2002).
Asimetría fluctuante, actividad física y desarrollo óseo
La selección genética para aves de rápido crecimiento y el estrés ambiental aumentan la asimetría entre las extremidades derechas e izquierda en cuanto a longitud, tamaño y desarrollo (Møller y Manning, 2003). En la Universidad del Estado de Carolina del Norte hemos observado que las temperaturas elevadas y la hipoxia en la nacedora causan esta asimetría en los pavitos que nacen (Oviedo-Rondón et al., 2007).
Durante nuestras investigaciones en la Universidad también hemos evaluado los patrones normales del modo de andar de los pavos, incluso animales con problemas de cojera, conocidos como valgo, varo, tarsos torcidos y patas temblorosas, mediante una caminadora sensible a la presión (Oviedo-Rondón et al., 2006). Medimos la fuerza vertical pico, el impulso vertical, el área de contacto pico, el tiempo de contacto de la pata y la longitud del paso.
Este proyecto piloto demostró por primera vez que algunas condiciones de las patas pueden crear asimetría en las fuerzas del caminar que pueden tener impacto sobre el desarrollo asimétrico óseo en cada pata. El desarrollo óseo asimétrico está compensado por el modo de andar asimétrico que causa una futura cojera (Resch-Magras et al., 1993). Actualmente, estamos evaluando el desarrollo del modo de andar normal y anormal, diferencias entre las estirpes de pavos y su influencia sobre las propiedades biomecánicas óseas alrededor de la edad al mercado (figura 3).
Desarrollo de los tendones
Roberts y Scales (2002, 2004) estudiaron la producción de fuerza mecánica, función del músculo, trabajo de las articulaciones y el costo de energía sobre el correr bípedo en pavos salvajes, y observaron la importancia de la estructura del músculo y del tendón y de la función que produce la fuerza mientras se minimiza el trabajo mecánico.
Durante el caminar y correr, los tendones y la aponeurosis de las patas absorben el alargamiento de toda la unidad músculo-tendón, lo que limita una mayor deformación del tendón, permitiendo así que las fibras del músculo funcionen isométricamente o que en realidad se acorten. Este mecanismo se ha notificado que conserva cantidades significativas de energía muscular en el proceso de locomoción. El retroceso elástico se relaciona principalmente con los tendones y convierte la mayor parte de la energía almacenada en energía cinética, conforme la pata del animal se despega del suelo. También reduce la tensión del tendón de un estrés dado y proporciona una mayor capacidad de soportar la carga a este tejido.
En el músculo lateral gemelo del pavo, las mediciones directas de la fuerza y longitud de fibra han mostrado que el músculo activo produce una alta fuerza pero poco trabajo, mientras que el tendón produce la mayoría del trabajo debido a la deformación elástica y recuperación. A diferencia de los tendones flexores de los mamíferos que pasan por mayores enlaces cruzados con la edad, los segmentos del tendón de los gemelos del pavo aparentemente soportan mayores cargas al mineralizarse durante el envejecimiento (Landis y Silver, 2002).
La mineralización se ha indicado como un medio eficaz e importante de conservar el almacenamiento de energía elástica, al mismo tiempo que se proporciona una mayor capacidad de soportar la carga necesaria en la locomoción de las aves adultas.
De esta forma, la energía producida durante la contracción de los músculos gemelos del pavo puede ser eficiente e instantáneamente almacenada en los segmentos mineralizados proximales de este tendón y se puede transmitir a través del segmento no mineralizado distal conforme se requiera para la respuesta y función locomotora.
Es normal la mineralización de los tendones en las patas y alas de ciertas aves. Los tendones inicialmente no se mineralizan. Pero pasan por una calcificación progresiva de las 10–12 semanas de edad en pavos, a lo largo de una dirección distal a proximal, probablemente como resultado de los requerimientos de almacenamiento de energía y como una calcificación fisiológica inducida por el estrés.
Los músculos gemelos distal redondeados y gruesos se bifurcan en dos segmentos proximales más pequeños que se mineralizan con el tiempo. La acumulación de minerales sucede en o cerca de la bifurcación, procediendo a una dirección distal a proximal a lo largo de los segmentos hacia las inserciones musculares caudal y media de la pelvis del ave.
Esta formación mineral parece mediarse primero por las vesículas de la matriz extracelular y luego por las fibrillas tipo I de colágeno. El análisis biomecánico indica una resistencia a la tracción y elasticidad de los músculos gemelos distales gruesos más baja en comparación con los segmentos proximales en forma de abanico más angostos.
La mineralización del tendón aquí parece estar inducida por la tensión, en las que las fuerzas del músculo causan la deformación de la matriz que lleva conceptualmente a ligar el calcio a través de la exposición de los grupos cargados en el colágeno, liberación del calcio secuestrado por los proteoglucanos y aumento de la difusión.
Para que haya un desarrollo normal del tendón, el ave tiene que ejercitar las patas (Foutz et al., 2007a, b). Foutz et al. (2007b) observaron que sin soportar la carga, la fortaleza y rigidez estructural del tendón de los gemelos de los pollos se redujeron en un 10 y 30%, respectivamente.
La disminución de la actividad en algunas aves puede reducir la fortaleza del tendón, cambiar las propiedades bioquímicas y biomecánicas y causar mayores dificultades en la capacidad de caminar en estas aves conforme envejecen (Foutz et al. 2007a, b; Moussa et al. 2007). Son escasos los estudios del desarrollo del tendón y sus propiedades biomecánicas entre las líneas comerciales de aves, de tal manera que se necesitan hacer si queremos entender las causas de la reducción progresiva en la capacidad de caminar de las aves de carne.
Dolor
Las enfermedades degenerativas de las articulaciones son comunes en los pavos y pueden causar dolor grave y crónico, especialmente cuando se pone peso sobre ellas (Buchwalder et al., 2004). Corr et al. (2003) observaron que el líquido sinovial de los pollos de engorda de rápido crecimiento alimentados ad libitum fue más turbio y tenía membranas sinoviales más gruesas que los pollos a los que se les restringió el alimento. El líquido sinovial de los pollos cojos contiene más heterófilos, lo que indica una artropatía inflamatoria.
En las aves, las reacciones al dolor son sutiles y se limitan a una ligera alteración en la postura, cambios en la posición en la percha, disminución del apetito y una reducción general en la actividad (Paul-Murphy y Ludders, 2001). El método de evaluación más común del dolor es medir el comportamiento en presencia o ausencia de analgesia.
Buchwalder et al. (2004) evaluaron los efectos del analgésico butorfanol sobre el comportamiento de la actividad en pavos. A la semana siete, las aves tratadas pasaron significativamente más tiempo poniendo peso a las patas que las aves control. En la semana 12, se observó la misma tendencia. No se encontraron diferencias significativas en las distancias cubiertas por los animales.
Los autores concluyeron que los pavos de rápido crecimiento redujeron el tiempo en el que ponen peso a las patas, porque estos comportamientos se pueden relacionar con dolor en las articulaciones. Buchwalder et al. (2004) también mencionaron la dermatitis del cojinete plantar como una fuente de dolor que puede excluirse. Estas mismas conclusiones se obtuvieron en estudios con pollos (Geown et al., 1999; Danbury et al. , 2000; Hocking et al. , 2001 citado por Buchwalder et al. 2004) y pavos (Duncan et al., 1991; Hocking et al., 1999, citado por Buchwalder et al., 2004) con otros analgésicos.
Lesiones de la médula espinal y desviaciones de las vértebras
Las vértebras torácicas aviares están fusionadas excepto en las articulaciones proximal y distal de T-6. Esta vértebra de libre movimiento puede convertirse en ventralmente desviada (cifosis) o lateralmente desviada (escoliosis) o ambas.
Los pavos y los pollos con estas lesiones tienen una postura “jorobada” y también pueden tener un comportamiento de “pata temblorosa”.
El problema es más comúnmente observado después de las 12 semanas de edad. La deformación del canal vertebral puede incidir sobre la médula espinal y puede afectar el modo de andar. Muir et al. (1998) demostraron que los pollitos pueden tener respuestas adaptadas del modo de andar a las lesiones incompletas de la médula espinal (figura 4). Esto puede demostrar que los recién nacidos que sufren de lesiones durante la manipulación en la incubadora durante el transporte pueden sobrevivir y solamente adaptar sus patrones locomotores.
Nutrición y manejo para mejorar la capacidad de caminar
Una buena forma de mejorar la capacidad de caminar es mejorar la actividad locomotora de la parvada. Los métodos zootécnicos que han tenido éxito en mejorar la actividad en las parvadas, incluyen la disminución de la densidad de población (Febrer et al., 2006), el aumento en las distancias entre comederos y bebederos, o la modificación de la disponibilidad de alimento al hacer cambios en los programas de distribución, la alimentación alternando diferentes dietas durante el día (alimentación secuencial) que incluye la variación en la concentración de nutrientes o la composición o forma de ingredientes (trigo entero y dietas completas) (Bizeray et al., 2002).
La reducción de niveles de proteína o aminoácidos, densidad de nutrientes o niveles de energía, o el cambio de la forma del alimento de pélets a harina pueden reducir los trastornos óseos, ocasionar pequeñas mejoras en las calificaciones del modo de andar, pero rara vez mejoran la actividad de caminar (Yalçin et al., 1998; Hocking et al., 2002a; Brickett et al., 2007).
Los beneficios de estos métodos siempre se correlacionan con la reducción en la tasa de crecimiento que en muchas ocasiones no presentan ganancias compensatorias.
El desarrollo óseo y la fortaleza de los huesos se pueden mejorar mediante métodos nutricionales sin reducir la ganancia de peso corporal o la eficiencia de alimento, pero para mejorar la capacidad de caminar de algunos individuos, casi siempre es necesario para reducir la ganancia de peso corporal promedio de la población.
Los programas de iluminación han tenido resultados variables que afectan las calificaciones del modo de andar, reducen los problemas de patas en general o mejoran la actividad en las parvadas (Sørensen et al., 1999; Kristensen et al., 2006; Olanrewaju et al., 2006; Bricket et al., 2007).
Los programas de iluminación con éxito generalmente causan una reducción en la tasa de crecimiento.
Conclusiones
Es importante que mejoremos la capacidad de caminar de las parvadas comerciales porque van a mejorar la eficiencia de la utilización de la energía y van a ayudar a evitar trastornos óseos. La capacidad de caminar en la mayoría de las aves en una parvada, está principalmente relacionada con la conformación corporal, a las articulaciones flexibles, tendones fuertes, comportamiento y cognición.
Los trastornos óseos graves pueden afectar la capacidad de caminar de aves específicas, pero los cambios más frecuentes en los patrones del modo de andar “normal” pueden afectar el desarrollo óseo. Las combinaciones de los métodos de manejo y nutricionales para estimular la actividad de caminar y reducir las tasas de crecimiento, se pueden usar para mantener una capacidad de caminar adecuada en las parvadas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el éxito de estos métodos está limitado. Los métodos de selección genética a futuro deben basarse en los parámetros biomecánicos del modo de andar y en el conocimiento del desarrollo de tendones y músculos.
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Febrero 2009