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Investigación de la ineficacia de las vacunas en parvadas

17 September 2010

Cuando fracasa la vacunación, la tendencia natural es culpar a la vacuna. Aunque debe considerarse esto, hay muchos otros factores que deben evaluarse para determinar la causa del fracaso, explican Gary D. Butcher y Mojtaba Yegani del Instituto de Ciencias Alimentarias y Agrícolas de la Universidad de Florida.

La protección de las aves contra enfermedades, implica más que simplemente administrar vacunas preventivas. La prevención de las enfermedades es un proceso complejo y multifacético. Por lo general, cuando hay una enfermedad, se culpa a la calidad de la vacuna, sin embargo, también hay otros factores que son responsables de ello. Con frecuencia se solicita una investigación exhaustiva para identificar las causas y resolver el problema.

Las granjas avícolas comerciales han continuado aumentando en tamaño y cada vez más aves y granjas se ubican en una zona geográfica. Esto ha resultado en una situación dinámica de las enfermedades. En años recientes, varias nuevas enfermedades infecciosas han infectado a las aves y se han diseminado ampliamente.

Sin embargo, las enfermedades existentes han pasado por considerables cambios. Muchos de estos estaban bien controlados en el pasado mediante las prácticas ya existentes de sanidad y manejo. No obstante, debido a las presiones de selección, estos agentes han cambiado a formas más virulentas o variantes. En estos casos, a menudo los programas de vacunación existentes no son una opción adecuada para proporcionar protección contra el desafío de la enfermedad.

Es evidente que no hay un sólo programa de vacunación que sea apto para todas las granjas en todas las zonas. De esta forma, los productores avícolas y los asesores técnicos, deben reconocer que pueden cambiar las recomendaciones de vacunas conforme sale nueva información con respecto a la inmunidad del ave y a las enfermedades.

¿Por qué vacunar?

Las vacunas se usan para prevenir o reducir problemas que pueden suceder cuando una parvada se expone a organismos de enfermedades de campo.

La vacunación debe pensarse como si fuera un seguro. Al igual que los seguros, hay un precio qué pagar para la protección contra las amenazas potenciales. El costo incluye el precio de la vacuna, el tiempo dedicado a diseñar el programa de vacunación y de pagar al personal que administra las vacunas.

Otro costo importante de la vacunación, que raramente se considera, se debe a las pérdidas por las reacciones vacunales de las vacunas atenuadas, y a las reacciones en tejido local relacionadas con las inyecciones de vacunas inactivadas.

Las enfermedades se encuentran en todos lados y cuando hay altas concentraciones de aves comerciales, sus efectos pueden ser devastadores. La estrategia principal para controlar enfermedades no debe ser la vacunación, sino las medidas para prevenir que la enfermedad entre a las instalaciones.

Los esfuerzos de prevención deben enfocarse a nuevos sistemas de manejo, productos y prácticas que ayuden a bloquear la entrada de la enfermedad infecciosa, y que mejoren la resistencia innata o inherente del ave.

Las vacunaciones pueden ser la siguiente línea de defensa, cuando ocasionalmente las enfermedades irrumpen en las instalaciones debido a fallas en la bioseguridad. Los efectos de la enfermedad se pueden minimizar si las aves tienen inmunidad debido a una vacunación anterior.

Deben incluirse en el programa solamente las vacunas necesarias porque el costo total puede ser caro. De esta forma, la decisión de vacunar debe basarse en el riesgo de infección en una zona. Si el riesgo de una enfermedad es bajo, tiene muy poco sentido vacunar contra ésta, debido a que los costos pesan más que los beneficios.

Para asegurar el éxito, el programa de vacunación debe adaptarse a cubrir las necesidades de la zona específica, debido a las condiciones locales de desafío de la enfermedad.


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"Un programa de vacunación bien diseñado, oportuno y bien ejecutado, junto con un buen manejo, nutrición y bioseguridad va a disminuir la probabilidad de problemas de enfermedades y a aumentar la probabilidad de que la parvada se desempeñe en todo su potencial genético"

Ineficacia de la vacunació

La ineficacia de la vacunación sucede cuando, después de la administración de la vacuna, los pollos no desarrollan los niveles del título de anticuerpo adecuados o son susceptibles a un brote de enfermedad de campo. Cuando fracasa la vacunación, la tendencia natural es culpar a la vacuna. Aunque esto ciertamente es un factor importante a considerar, hay muchos otros factores que deben evaluarse para determinar la causa del fracaso.

A continuación se encuentran los factores comunes responsables de la ineficacia de la vacunación en la avicultura comercial.

Programa de vacunación

Cada región típicamente tiene sus propias enfermedades específicas. Por lo tanto, no es bueno intentar desarrollar un programa de vacunación internacional o 'unitalla'.

En áreas con una alta densidad de producción avícola, las parvadas pequeñas muy cerca de las parvadas comerciales, o donde las granjas tienen una mala bioseguridad y prácticas de manejo, va a ser necesario tener programas de vacunación más integrales e intensivos.

En algunas áreas, las integraciones de pollos de engorda no usan vacunas. En otros, se implementan programas extremos que incluyen combinaciones de vacunas atenuadas o inactivadas de Newcastle, Gumboro, bronquitis, influenza y otras.

El excelente desempeño visto en las integraciones de pollos de engorda que están libres de enfermedades y que no requieren el uso de vacunas, es profundo. En estas zonas, son obvios los efectos adversos de las reacciones vacunales sobre el desempeño de la producción. Es también evidente para el avicultor que el uso extensivo de vacunas para controlar enfermedades, en ausencia de un programa de sanidad, no es un método sustentable.

El programa de vacunación debe estudiarse y ejecutarse bien, o el resultado va a ser más dañino que benéfico para las aves. Cuando se introduce una vacuna atenuada en la zona, es imperativo garantizar que la vacuna se necesite.

Introducir nuevas vacunas de manera caprichosa, y nuevas cepas de vacunas en un área, es irresponsable y puede resultar en una nueva enfermedad en la zona, si la vacuna es capaz de diseminarse e incrementar la virulencia con el tiempo.

Como ejemplo, en la región sureste de Estados Unidos, la enfermedad más costosa que ha afectado a la industria de pollos de engorda, es la laringotraqueitis infecciosa. Las pruebas hasta la fecha indican que esta enfermedad es en realidad una cepa del virus vacunal que se disemina, y en algunos casos, más bien está en aumento la virulencia.

Cuando se administran vacunas a las parvadas, los registros deben de incluir detalles de tipo de vacuna, número de lote y fecha de caducidad. Además, los detalles de la edad del pollo, vía de administración y la persona que administra la vacuna pueden ser de gran valor cuando se realizan investigaciones posteriormente.

Sin registros detallados a menudo es imposible determinar que se haya dado un problema de vacunación.

Administración y manejo de la vacuna

Un programa de vacunación bien diseñado no va a ser efectivo si la vacuna se daña por un manejo inadecuado antes de la administración. Las vacunas atenuadas se pueden inactivar cuando se exponen a condiciones adversas. Almacene y maneje las vacunas de acuerdo a las recomendaciones del fabricante. Una vez que se reconstituye una vacuna, el 'reloj marca el tiempo' para usarla.

Ciertas vacunas atenuadas, como la de la enfermedad de Marek, son sumamente frágiles y el no seguir las prácticas de manejo recomendadas por el fabricante va a resultar en la inactivación del virus antes de su administración. Se dice que la vacuna del virus de la bronquitis infecciosa pierde aproximadamente 50 por ciento de su potencia en condiciones cálidas en menos de una hora después de la reconstitución.


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"Las vacunas no son buenas si no entran en el pollo"

Deficiencias de la administración de la vacuna

Una administración inadecuada de la vacuna es la causa más común de ineficacia en aves. Antes de aplicarla, deben planearse bien todos los detalles del proceso completo. Esto incluye garantizar que el equipo de gente esté capacitado en el manejo y aplicación de la vacuna.

Los resultados de una vacunación adecuada van a ser un mejor control de la enfermedad y desempeño de las aves. Como comentó un productor, "las vacunas no son buenas si no entran en el pollo".

Una mala distribución de vacunas atenuadas administradas por métodos de aplicación en masa, que incluyen las vías del agua o aspersión, pueden resultar en que haya pollos que no la reciban en partes de la caseta.

Es muy arriesgado confiar en la replicación del virus de la vacuna en los pollos y luego en la transmisión horizontal de la vacuna de ave en ave. Esto por lo general resulta en reacciones excesivas o continuas de larga duración, mayor intensidad y retraso de la inmunidad de la parvada. Las aves que se dejan pasar sin vacunar con vacunas atenuadas, van a resultar en pollos sin protección, ya que las vacunas inactivadas no diseminan de ave en ave.

Las vacunas atenuadas administradas en el agua de bebida se pueden destruir antes de que puedan infectar al ave, si no se eliminan los desinfectantes del agua antes de la adición de la vacuna. Las vacunas que se administran por vía intramuscular y subcutánea también pueden fallar si los vacunadores no proporcionan la vacuna en el sitio de vacunación adecuado.

Se recomienda un programa de monitoreo rutinario para examinar aves al azar en la parvada, para garantizar que la vacuna se esté inyectando correctamente. No se puede dar por sentado que debido a que cada pollo se está inyectando individualmente, se está vacunando cada uno de ellos. En muchos casos, se deja pasar del 10 al 15 por ciento de aves sin vacunar.

Revise las etiquetas de los viales de las vacunas y verifíquelos contra el programa de vacunación antes de vacunar.

Los errores en la vacunación son relativamente comunes y en muchos casos son simples desperdicios de vacunas. En otros casos, puede resultar en un problema serio. Por ejemplo, la vacuna de la viruela aviar se ha confundido muchas veces con la de la laringotraqueitis infecciosa dada por gota ocular, lo que resulta en lesiones de viruela en los ojos con pérdidas sustanciales.

Anticuerpos maternos

El estado inmunológico de la parvada de reproductoras puede tener efectos sobre el éxito de la vacunación de la progenie. Si la parvada de las reproductoras tiene niveles altos de anticuerpos circulantes que pasan en la progenie a través del huevo, pueden interferir con la replicación de los virus de la vacuna atenuada como lo harían con los virus del desafío de campo. Esto disminuye la respuesta inmunológica a la vacuna, ya que no está estimulando el sistema inmunológico tanto o hasta tal grado.

Por ejemplo, si un pollo proviene de una gallina reproductora con altos niveles de anticuerpos contra la enfermedad de la bursitis infecciosa, el pollo va a tener típicamente niveles altos de anticuerpos maternos durante varias semanas. Si la vacunación se intenta en presencia de estos anticuerpos, se van a neutralizar algunos de los virus de la vacuna, lo que va resultar en una disminución de la respuesta a la vacuna.

Por otro lado, el retraso de la vacunación hasta que se han catabolizado los anticuerpos maternos puede dejar a las aves susceptibles al desafío de campo.

Estrés

La vacunación causa estrés. Un ave que se inocula con una vacuna atenuada en realidad se está infectando con una forma leve de la enfermedad.

El estrés puede reducir la capacidad del pollo de aumentar la respuesta inmune. En el estrés se incluye a los extremos ambientales (temperatura, humedad relativa), nutrición inadecuada, parasitismo y otras enfermedades.

No es aconsejable la vacunación de aves enfermas, porque sus sistemas inmunológicos ya están funcionando en una menor capacidad. Darles a estas aves una vacuna de virus atenuado a veces resulta en una respuesta inmunológica reducida y en una reacción excesiva, ya que no son capaces, en muchos casos, de desarrollar una respuesta para igualar al virus de la vacuna más leve.

Una regla básica de la vacunación es que siempre se retrase la vacunación hasta que las aves estén sanas. Es mejor saltarse una vacuna en una parvada enferma, que vacunarla en presencia de una enfermedad concurrente.

Sincronización

Al momento de la vacunación los pollos también pueden estar incubando ya la enfermedad. A pesar de una administración adecuada, las aves se enferman porque se requiere de tiempo para que la producción de anticuerpos llegue a niveles protectores.

Después de la primera exposición a la vacuna de virus atenuado, se detectan anticuerpos tipo G aproximadamente de cuatro a cinco días después de la exposición. Se requieren de días adicionales para que los títulos lleguen a niveles protectores.

Inmunosupresión

Al vacunar también se debe considerar el estatus del sistema inmune de la parvada.

Los pollos pueden estar inmunodeprimidos debido a una infección por los virus de la bursitis infecciosa, de la anemia infecciosa del pollo o de la enfermedad de Marek, o por el consumo de alimento con altos niveles de micotoxinas. El término "inmunosupresión" se refiere a las circunstancias en las que no están funcionando adecuadamente los componentes no celulares (anticuerpos) y celulares del sistema inmunológico.

Esto puede resultar en el desarrollo de una protección limitada de la vacunación y en una reacción vacunal excesiva que incluyen morbilidad y mortalidad.


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"A la larga, las vacunas no pueden reemplazar un buen programa de manejo"

Prácticas de manejo

Las malas prácticas de manejo en las parvadas pueden contribuir a ineficacias de la vacuna.

Si se permite que los agentes de las enfermedades infecciosas se acumulen en las parvadas sucesivas sin una descontaminación previa, es posible que la dosis de desafío de un agente infeccioso en particular sea lo suficientemente grande como para que se vea sobrepasado un programa de vacunación que normalmente efectivo.

A la larga, las vacunas no pueden reemplazar un buen programa de manejo.

Calidad de la vacuna

A veces se culpa a la calidad de la vacuna cuando los títulos de anticuerpos son insuficientes o la enfermedad irrumpe en la parvada. Sin embargo, las pruebas muestran que en la gran mayoría de los casos, las vacunas son de excelente calidad y no son responsables del fracaso.

Para disipar las preocupaciones sobre la calidad de la vacuna, cómprese sólo de compañías farmacéuticas con reputación cuyos productos se fabriquen bajo estrictas prácticas de control de calidad.

Modificaciones vacunales

Las compañías avícolas comerciales pueden tratar de reducir costos mediante la eliminación de vacunas o la administración de dosis parciales. La decisión de vacunar se basa en una evaluación de análisis de riesgos. Si no está presente la enfermedad, no debe vacunarse.

Si existe el riesgo, la vacuna debe administrarse de acuerdo a las recomendaciones del fabricante. Cuando se dan dosis parciales, las aves no van a tener suficiente vacuna para estimular adecuadamente el sistema inmunológico. El resultado va a ser una disminución de la resistencia a la enfermedad.

El uso de vacunas que sean atenuado excesivamente, puede llevar a una falta de inmunogenia y a un aumento de la susceptibilidad del desafío de campo. La vacuna adecuada debe seleccionarse con base a las condiciones locales. Los niveles de anticuerpos maternos van a neutralizar a las vacunas más leves.

A la inversa, las vacunas que no están suficientemente modificadas pueden resultar en reacciones prolongadas y en un aumento en la susceptibilidad a las infecciones bacterianas secundarias, tales como E. coli. En algunos casos, las pérdidas pueden ser similares a las que generalmente se relacionan con el desafío de enfermedad de campo.

Cepa/serotipo de la vacuna

Muchas enfermedades están causadas por agentes que consisten de varias cepas/serotipos diferentes. Por ejemplo, hay más de 100 cepas reconocidas de la enfermedad de la bursitis infecciosa y más de 2000 cepas de bacterias de la salmonela.

En algunos casos, la vacuna puede no contener la cepa o serotipo adecuados del organismo requerido para estimular la inmunidad protectora contra el agente que causa el desafío de campo. Aunque la vacuna se administre adecuadamente y estén presentes títulos de anticuerpos uniformes o adecuados, los pollos todavía aún así contraen la enfermedad.

En años recientes, se han observado problemas con variantes de virus de la bursitis infecciosa, viruela, enfermedad de Marek y otras.

La mayor parte de los programas de vacunación de la bursitis infecciosa incluyen los serotipos de Massachusetts y Connecticut de este virus. La enfermedad todavía se puede desarrollar si los pollos en el campo se desafían con un serotipo variante, porque el virus no se va a neutralizar por los anticuerpos presentes.

De la misma forma, si se encuentran presentes niveles protectores de anticuerpos del virus de la bursitis infecciosa, esto no indica que los pollos estén necesariamente protegidos contra el Newcastle u otras enfermedades.

Los niveles de títulos de anticuerpos se deben de determinar para cada enfermedad, ya que los anticuerpos son muy específicos para el virus al que se pegan y neutralizan.

En algunos casos, la cepa de campo de un organismo es de alta virulencia y la cepa vacunal seleccionada para el programa es altamente atenuada. En esta situación, la parvada se puede inmunizar efectivamente pero la inmunidad es insuficiente para proteger por completo contra la enfermedad.

Comentarios de conclusión

Las vacunas que se administran adecuadamente, en el momento correcto y con el contenido de antígenos adecuado, no garantiza la protección contra el desafío de enfermedades de campo. Deben considerarse muchas otras variables, por lo que existe la necesidad de una evaluación continua, ya que la situación de las enfermedades es dinámica.

En muchos casos, las vacunaciones pueden emplearse solamente como un medio para minimizar el impacto económico de una enfermedad más que una prevención total de la parvada.

La atención a detalles del programa de vacunación puede significar una gran diferencia entre el éxito y el fracaso.

Sin embargo, un programa de vacunación bien diseñado, oportuno y bien ejecutado, junto con un buen manejo, nutrición y bioseguridad va a disminuir la probabilidad de problemas de enfermedades y a aumentar la probabilidad de que la parvada se desempeñe en todo su potencial genético.

Bibliografía

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Gary D. Butcher es profesor y veterinario avícola de la Escuela de Medicina Veterinaria, del Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Florida. Mojtaba Yegani es consultor veterinario avícola del Departamento de Ciencias Agrícolas Alimentarias y Nutricionales de la Universidad de Alberta, de Edmonton, Alberta, Canadá.

Enero 2009

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