Artículos
Control del campilobácter en parvadas de pollo
26 July 2010La Agencia de Normas Alimentarias (FSA) del Reino Unido ha estado desarrollando un plan de medidas contra la intoxicación alimentaria por campilobácter desde 2003, escribe Chris Harris, director de redacción de ThePoultrySite.
En 2007, el Reino Unido tuvo 333,650 de casos de intoxicación alimentaria por campilobácter registrados, lo que le costó al país y a las industrias alimentaria y avícola un estimado de £500 millones.
La FSA ha establecido ahora un objetivo de reducir el campilobácter en el pollo producido del Reino Unido en un 50 por ciento para el próximo año.
Cosecha de pollos
Durante un reciente seminario del Consejo Británico Avícola sobre campilobácter e inocuidad alimentaria, Kathryn Callaghan de la FSA dijo que el organismo ha estado desarrollando una estrategia en granja para promover la bioseguridad y particularmente ver el papel que tienen las personas que recolectan las aves, cuando se llevan de las casetas hacia el sacrificio.
Comentó que es en ese momento de la recolección en el que el campilobácter puede entrar a las parvadas.
"La bioseguridad continúa siendo el centro del asunto, pero la bioseguridad no va a ser la única manera de mantener alejado al campilobácter de que se disemine", dijo.
En marzo del año pasado se lanzó un proyecto conjuntamente financiado por la FSA y el Departamento del Ambiente, Alimentos y Asuntos Rurales.
El plan era para usar un método sistemático para revisar los datos existentes, y para encontrar un procedimiento definido que se pudiera reproducir y que eliminará la selectividad y el sesgo.
El estudio de la FSA vio 5,148 diferentes referencias sobre campilobácter entre 1980 y 2008.
Uno de los hallazgos clave en la investigación fue que el mayor riesgo de que el campilobácter entre a las casetas de pollos de engorda era a través del tránsito de seres humanos y los equipos que se relacionan a esto.
Las investigaciones mostraron que los pasos básicos de higiene tales como el cambiarse las botas y lavarse las manos podría ayudar a reducir la tasa de infección en una parvada hasta en 50 por ciento.
Sin embargo, la Dra. Callaghan comentó que por lo general se desconocía la eficacia de las medidas de bioseguridad, pero que la efectividad del costo que se obtiene del análisis de los datos publicados muestra que le costaría unas £3 por caseta lograr una reducción del uno por ciento en el riesgo.
Estudios de caso
Como parte del estudio, la FSA también examinó tres diferentes compañías que eran representativas de una proporción grande de la industria británica, en donde realizaron ocho evaluaciones de granjas para determinar el alcance de las pruebas en granja de campilobácter y para evaluar las típicas normas de bioseguridad en la granja que se adoptaban.
El estudio encontró que una de las tres compañías utilizaba botas específicas para la granja, pero que había problemas con los lavabotas, ya que se contaminaban con lodo y estiércol.
"De todas las medidas de bioseguridad recomendadas en el folleto de la FSA Biosecurity for Housed Broilers, los lavabotas son uno de los que más mal uso se hace", dijo la Dra. Callaghan.
Todas las casetas tienen desinfectantes de las manos, pero tienen problemas en controlar a los visitantes de las granjas.
Dos de las granjas presentaban problemas con mantener alejadas a las mascotas de las casetas, pero las ocho granjas utilizaban contratistas de control de plagas especialistas.
Mejores prácticas de la bioseguridad
La Dra. Callaghan dijo que para garantizar que se optimice la bioseguridad en las granjas avícolas, deben implementarse de manera consistente las mejores prácticas. En particular los avicultores tienen que asegurarse de:
- el uso adecuado de lavabotas
- el uso de barreras de higiene: líneas simples que diferencien entre las zonas limpias de las zonas sucias
- la necesidad de cambiarse ropa
- el lavado de las manos
Las mejores prácticas de bioseguridad también deben de extenderse a las personas que atrapan a las aves, particularmente al momento de ir reduciendo las parvadas y que las granjas deben de enfrentarse a la falta de instalaciones de servicio para este personal.
Dijo que la FSA y la industria tienen que trabajar en conjunto para monitorear los datos sobre la efectividad de las medidas de bioseguridad y también monitorear el efecto que tienen los incentivos, como los bonos, sobre la prevalencia de campilobácter.
La industria también tiene que desarrollar métodos para determinar el cumplimiento, además de que existe la necesidad de desarrollar pruebas en la granja para detectar si es positiva una parvada.
Estrategias
Las estrategias se tienen también que desarrollar para enfrentarse con los incumplimientos de bioseguridad durante la disminución de la población de aves y cuando el personal que recolecta las aves está en las parvadas.
Señaló que todavía existe la necesidad de proporcionar pruebas de los factores de riesgo en la granja y de las fuentes de campilobácter.
Existe también la necesidad de emprender más estudios en la granja con tratamientos de ácidos orgánicos como aditivos en el agua o en el alimento, que pudieran ser una estrategia potencial a corto plazo.
Necesita llevarse a cabo más investigaciones con respecto a los bacteriófagos y bacteriocinas como tratamientos comerciales, así como la inversión en la investigación de la vacunación contra el campilobácter.
Junio 2009