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El escándalo que no quiere desaparecer
12 March 2013ANÁLISIS - Casi dos meses después de que comenzó el escándalo de la carne de caballo en Europa, el caso sigue con mucha fuerza, con nuevas noticias llegando a diario.
El caso resumido: se descubrió que muchos productos de carne de res en Europa contenían carne de caballo. Se trazó la fuente a una planta de procesamiento en Rumanía, que evidentemente provee mucha carne de res como materia prima para fabricantes de alimentos de procesamiento ulterior para consumo humano en Europa.
Aunque el escándalo ha sido más fuerte en Irlanda, Francia y el Reino Unido, muchos otros países están involucrados, incluso: Suecia, Rusia, Polonia, Alemania y Lituania.
El caso ha sido tan impactante que la Unión Europea lo está investigando oficialmente, ya que demuestra que existen fallas en el sistema comunitario de inocuidad alimentaria.
Investigaciones acerca del caso revelan que es probable que esta adulteración de productos comenzó a mediados del 2012. También se indica que en la mayoría de los casos, los productos adulterados no contenían más del 1% de carne de caballo. Las investigaciones también indicaron que muchos productos de carne de res estaban adulterados con carne de cerdo.
¿Hay riesgo a la salud humana?
Realmente no hay riesgo a la salud humana al consumir carne de caballo. En varios países europeos se come la carne de caballo - particularmente en Francia. Sin embargo, existe preocupación sobre que la carne de caballo contiene el fármaco fenilbutazona, que usa mucho con este animal pero que no es para uso en humanos.
Dado que no existe gran riesgo para la salud humana, más que nada el escándalo se centra en la falta de indicar en las etiquetas que el producto contenía carne de caballo (o de cerdo). Y además a muchas personas les da asco la idea de comer caballo.
En ese aspecto se parece mucho este caso al caso de la “baba rosa” en Estados Unidos el año pasado. En ese caso, los consumidores creían que estaban comprando carne molida de res, pero realmente estaban comprando carne mecánicamente deshuesada. El caso fue tan controversial que varias plantas que se dedicaban a producir esa carne tuvieron que cerrar.
Las repercusiones caen completamente en las empresas fabricantes de alimentos para consumo humano y además en las cadenas de supermercados que venden estos productos. Todos los productos adulterados se han dejado de vender, que es una importante pérdida económica para las empresas y los supermercados.
Trazablidad y transparencia empresarial
Las lecciones de este caso tienen que ver con la trazablidad y la transparencia empresarial. La planta proveedora de la carne adulterada sabía lo que estaba haciendo (aparentemente para ganar más dinero) y lo escondió a sus clientes. Uno se puede preguntar entonces, ¿cómo se le puede culpar a las empresas fabricantes de productos alimenticios y a los supermercados por falta de transparencia, cuando no sabían que la carne estaba adulterada?
La pregunta es válida, pero es por eso que un buen sistema de trazabilidad es de crítica importancia. Los fabricantes de alimentos tienen que verificar la calidad de los insumos que utilizan. Punto.
Si no hay un buen sistema de trazabilidad que pueda asegurar la calidad de los insumos en forma confiable –y a fin de cuentas en los productos finales– el riesgo económico es enorme, como en el caso de la carne de caballo. Pero de mayor importancia queda el potencial riesgo a la salud humana, que realmente no se puede cuantificar.