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Granja Avícola Redondo: huevo de lujo
06 December 2010ESPAÑA - La última nave de la empresa ha sido construida este año, con capacidad para 40.000 gallinas, y está equipada según la nueva normativa comunitaria que entrará en vigor en 2012.
Música clásica para fomentar la relajación, luz natural para crear un ambiente cálido, un sistema de ventilación moderno que permite la entrada directa de aire del exterior, adaptación total a la nueva normativa europea, amplitud de espacio, respeto absoluto de ocho horas diarias de sueño, medidas higiénicas a la última, alimentación cien por cien natural, todo ello enclavado en un encinar de gran belleza en el municipio abulense de El Barraco.
Aunque parezca que se trata de un hotel o una casa rural, en realidad se refiere a la Granja Avícola Redondo, donde unas 40.000 gallinas 'trabajan' en las mejores condiciones. Sus huevos son de tal calidad que han conquistado, entre otras mesas, las de la Casa Real, el Hotel Ritz y las del famoso restaurante Lucio de Madrid.
La granja es propiedad de un padre y tres hermanos, señala uno de sus dueños, José Ignacio Redondo. La granja la fundó su padre, y luego fue José Ignacio el que la mantuvo. El negocio va viento en popa, y sus hermanos han decidido apostar por él. A diario, tienen una producción de 90.000 huevos, indica El Mundo.es.
Cuentan en total con seis naves. Empezaron con una granja de 4.000 gallinas y ya suman más de 100.000. La última nave ha sido construida este año, con capacidad para 40.000 gallinas, y está equipada según la nueva normativa comunitaria que entrará en vigor en 2012.
Ha sido la primera de España en edificarse según estas nuevas directrices, la segunda de Europa –hay otra en Austria- , y junto con la que están construyendo contiguamente ha supuesto una inversión de 1,5 millones de euros.
Las gallinas, blancas y rojas, llegan a la granja con cuatro meses de edad. Durante 30 días, permanecen en un periodo de adaptación a la granja. Al quinto mes, empiezan a poner.
Comen un pienso elaborado con maíz, soja y cebada, y beben agua de una especie de biberones que garantiza que éste no se ensucie. En sus jaulas, disponen de perchas para que estén cómodas, un nidal para "poner el huevo en la intimidad" y cuentan con un "baño higiénico, para que se laven tras poner el huevo", indica José Ignacio.
La producción es más cara que en las granjas intensivas, reconoce, pero afirma que merece la pena, porque el huevo tiene un sabor intenso, natural. "Y las gallinas son unos animales agradecidos, por cada euro que inviertes en ellas, te dan dos", asegura.
Ya tienen proyectos de ampliación. Tras abrir este año la primera nave avícola que se construye en España según las directrices de la nueva normativa europea, esperan contar a primeros de 2011 con una segunda nave equipada con las mismas características –incluyendo el hilo musical-.
Además, están acondicionando una zona en el exterior, en una viña enclavada en medio del encinar, para poder albergar a 200 gallinas cuya misión será poner huevos camperos. Su producción se recogerá a mano, y será mucho menor que la de las gallinas de las naves, pero se gana en sabor, ya que estarán todo el día al aire libre, si bien comerán lo mismo que sus compañeras: una mezcla de soja, cebada y maíz, reporta rtvcyl.es.
La nave, de enormes dimensiones, es el hogar y lugar de trabajo de 40.000 gallinas. La temperatura es muy cálida, pero no asfixiante, y la luz natural y el aire exterior entran desde el techo. La normativa ordena que las aves deben dormir un mínimo de ocho horas diarias, y así se cumple. Además, las gallinas comen cada dos horas. José Ignacio explica que la gallina necesita “16 horas de luz, diez para comer y seis para hacer el huevo”.
La recogida de huevos, su selección, calibrado y envasado se realiza con una máquina especial, que ha costado cerca de medio millón de euros, pero que merece la pena, ya que facilita el trabajo, permite ganar tiempo y es más higiénico. Tiene capacidad para procesar 20.600 huevos cada hora.
Esta granja, además de cuidar la calidad de vida y de producción, se preocupa también por el medio ambiente. El fondo de los gallineros es una cinta transportadora, que seca y recoge el gallinazo –excrementos de las gallinas- y permite su cómoda recogida. “El gallinazo va directamente a los camiones de recogida, que se lo llevan a una empresa de El Barraco que lo utiliza para generar energía” a través de calderas de biomasa, explica José Ignacio Redondo.
El precio de los huevos, asegura José Ignacio Redondo, “está bajo” debido a la crisis, que ha obligado a muchas granjas avícolas a bajar los precios para dar salida a sus producciones. La solución a ello es, simplemente, “moverse más, para conseguir clientes en más sitios, y apostar por la calidad”, resume José Ignacio Redondo, mientras mima a sus gallinas.
Del equipo de redacción de ElSitioAvícola