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El monitoreo del comportamiento de los pollos puede reducir la prevalencia de Campylobacter
09 February 2016La campylobacteriosis es actualmente la enfermedad asociada a alimentos con más casos notificados en la UE. Científicos de la Universidad de Oxford han descubierto que el uso de un sistema de cámaras para analizar el "flujo óptico" de los pollos puede detectar las parvadas en riesgo cuando las aves tienen solamente entre siete y diez días, mucho antes de lo que es posible con los métodos convencionales de toma de muestra en granjas.
Campylobacter se muestra dificil de eliminar de la cadena alimentaria, infectando a humanos especialmente a través de la carne de ave de corral. Una nueva posibilidad para su detección temprana, directamente en la granja, es la monitorización de los movimientos de las parvadas de aves, según un nuevo estudio de la Universidad de Oxford.
La cantidad de movimiento y la forma en qué se mueven las aves en las explotaciones avícolas pueden ser claves para detectar infecciones por la bacteria Campylobacter en los animales.
Utilizando un sistema de cámaras para analizar los patrones de "flujo óptico" creados por los movimientos de las aves, las parvadas en riesgo pueden detectarse cuando las aves sólo tienen entre 7 y 10 días de edad, mucho antes de lo que suele ser posible con métodos convencionales de muestreo, que se ven ralentizados por el tiempo necesario para analizar las muestras fecales, conociéndose el estado de la bacteria a menudo cuando la manada ya ha sido procesada.
A esta conclusión han llegado científicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido), que consideran que este nuevo sistema alternativo de detección temprana de Campylobacter tiene potencial para cambiar la forma de controlar la bacteria, para beneficio de los productores, de los consumidores y de las propias aves.
Los seres humanos consumimos casi 60 billones de pollos anualmente y la producción de carne de pollo ha alcanzado un nivel de eficiencia que puede convertir 3 kg de alimento en 2kg de carne, en un tiempo de 35 días o menos.
Epidemia mundial
Paralelamente a este fenómeno, se constata una epidemia mundial de casos de gastroenteritis en humanos causada por la bacteria Campylobacter (predominantemente C. jejuni y C. coli), y asociadas entre el 58 y el 78% al consumo de carne de pollo contaminada.
A pesar de intensos esfuerzos para mejorar la bioseguridad en las granjas, en el 2008 un 71,2% de las parvadas de pollos de engorde en la UE dieron positivo a Campylobacter en el matadero, y la incidencia de la enfermedad en humanos va, desde entonces, en aumento hasta la actualidad.
Los investigadores de Oxford consideran que aspectos clave para la intervención en la prevención de la enfermedad, como podrian ser los lotes de reproductoras, las incubadoras o la primera semana de vida de los polluelos, siguen sin ser suficientemente reconocidos.
Los métodos convencionales de microbiología basados en las culturas son engorrosos y lentos, por lo que es difícil saber en qué etapa se infectan las aves o cuando son vulnerables a la infección. Por este motivo, la identificación rápida de la infección en la granja puede ser un paso importante para entender la fuente de esa infección y diseñar intervenciones sobre las aves vivas.
A pesar de que, a menudo, se clasifica a Campylobacter como una bacteria comensal intestinal inofensiva para los pollos, su prevalencia en las parvadas se ha relacionado recientemente con el bienestar de los animales, con la implicación de que podría afectar también al comportamiento y a la salud de las propias aves.
Patrones de flujo óptico
En el estudio se probó la hipótesis de que las parvadas infectadas con Campylobacter pueden distinguirse por su comportamiento, proporcionando un método de ensayo inmediato para detectar las aves infectadas mientras que todavía están vivas.
Para ello, se supervisó el comportamiento de 31 parvadas de pollos de engorde durante toda su vida y se analizaron los patrones de "flujo óptico" obtenidos por las cámaras situadas dentro de los cobertizos donde se crían los pollos.
El "flujo óptico 'funciona mediante el registro de la velocidad de cambio de brillo en diferentes partes de una serie de imágenes visuales tanto temporal como espacialmente. Es computacionalmente simple y no requiere del etiquetado o marcado de los animales individuales, por lo que es ideal para el monitoreo continuo a largo plazo de grandes grupos de animales similares, como las gallinas ponedoras y los pollos de engorde.
Además, en el estudio se tomaron muestras fecales de las parvadas monitorizadas y se analizó la presencia de Campylobacter en diferentes edades (21, 28 y 35 días) utilizando métodos estándar de laboratorio, para establecer una comparación directa entre el "flujo óptico" y el análisis de muestras fecales.
Relación entre el comportamiento y Campylobacter
Los resultados mostraron una evidencia estadística de una relación entre el comportamiento de los pollos y el estado de Campylobacter, ya en los primeros 10 días de vida.
Las parvadas que excretaron la bacteria tuvieron un flujo óptico medio menor (menos movimiento en promedio) y una mayor curtosis (menos movimiento uniforme) que las parvadas en las que no se detectó Campylobacter en las heces.
Esta relación es independiente de la temperatura externa y no puede explicarse por un efecto directo de la temperatura sobre el comportamiento de la manada. A pesar de que la incidencia de Campylobacter puede ser mayor con temperaturas más elevadas, las diferencias en el flujo óptico entre parvadas positivas y negativas son independientes de la temperatura.
Los resultados son compatibles con la creciente evidencia de que Campylobacter puede no ser simplemente una miembro comensal inofensivo en la microbiota intestinal de los pollos, sino que está asociada con la disminución de salud en las aves.
Para los productores avícolas, disponer de esta información en tiempo real supone una alerta precoz para saber cuales de sus parvadas están en mayor riesgo de problemas de salud y bienestar, lo que permite una intervención rápida para atajarlos y poder producir con mayor calidad y bienestar.
El estudio se publicó en la revista científica Proceedings of the Royal Society B.
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