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Interferencia gubernamental en la erradicación de enfermedades: el caso de influenza aviar en México

29 May 2014

La influenza aviar de baja patogenicidad en México ha representado un costo directo promedio para la industria avícola local de US$ 246 millones al año durante los últimos 18 años, o un total de US$ 4,400 millones, según Armando Mirandé, veterinario independiente con maestrías en Medicina Veterinaria Preventiva y Medicina Aviar y miembro del Colegio Americano de Veterinarios Avícolas (del inglés, ACPV). Mirandé resume cómo han ocurrido los eventos que llevaron a estos costos y propone seis pasos para que la industria avícola del país vuelva al camino que la lleve de nuevo hacia una buena salud.

Repercusiones de la influenza aviar en los sectores de avicultura de carne y de postura en México

A pesar de que ocupa la quinta posición en el mundo, tanto en producción de carne de pollo como de huevo, México importó una cifra récord de toneladas de huevos de mesa y carne de pollo en 2013, casi exclusivamente de los Estados Unidos, según presentó el Dr. Armando Mirandé en la Reunión Nacional de Salud, Procesamiento y Producción Avícola en Ocean City, Maryland, EUA, en octubre de 2013. A pesar de todas estas importaciones, los precios se dispararon durante la primera mitad de 2013: en promedio un 15 por ciento para huevos y un 32 por ciento para carne.

Este aumento no pareciera tan grande pero ocurrió aún después de otros aumentos del 40 y el 10 por ciento, respectivamente, en 2012. Los precios del huevo todavía reflejan la pérdida del 20 por ciento de la parvada nacional en 2012 a causa del brote de influenza aviar de alta patogenicidad H7N3 en el estado de Jalisco.

Los precios de la carne aumentaron en 2013 por los brotes sucesivos del mismo virus en los estados de Aguascalientes y Guanajuato a principios de 2013, que provocaron una pérdida adicional de aproximadamente el 13 por ciento de las reproductoras pesadas del país, que de por sí ya eran insuficiente para abastecer la demanda nacional.

Se informó de brotes adicionales de este mismo virus durante la primera mitad de 2013 en los estados de Tlaxcala y Puebla y se cree que hay otros estados en los que nunca se reportaron los brotes (Figura 1).

 

Figura 1. La distribución geográfica de los virus de influenza aviar en la actualidad en México
Figura 1. La distribución geográfica de los virus de influenza aviar en la actualidad en México

Para compensar esta interrupción en la oferta, en el 2013 también se vieron importaciones récord de huevos fértiles de pollo de engorde desde los Estados Unidos. Debido al descontento de la población por la inflación en los productos avícolas y después de declaraciones públicas del Secretario de Economía en la que se refirió a los avicultores como "codiciosos", el Gobierno, en una acción sin precedentes, autorizó la importación de carne de pollo de Brasil a pesar de la ausencia de un tratado de libre comercio entre ambos países.

Hasta la fecha se han certificado tres plantas de procesamiento para exportar carne a México. Irónicamente, las tres plantas brasileñas pertenecen a empresas con producción de pollo de engorde en México a través de filiales en propiedad al 100%.

Uno tendería a pensar que un brote de esta magnitud podría dañar a la industria entera, según el Dr. Mirandé. Sin embargo, gracias a leyes económicas fundamentales de oferta y demanda, los últimos 15 meses han sido los más rentables en mucho tiempo tanto para los productores de huevo como para los de pollo en México.

Este hecho incluso dio lugar a que un miembro de un partido de la oposición en la Cámara de los Diputados acusara al mayor integrador de pollo de engorde de México de diseminar el virus deliberadamente para restringir la oferta y forzar el alza de los precios.

Como ejemplo de este año tan lucrativo, su actividad en México representa el 10 por ciento del volumen de Pilgrim's pero el 30 por ciento de sus ganancias, según Farha Aslam, analista de Stephens, Inc. Este es un año en el que Pilgrim’s mostró ganancias récord en los EUA. ¿Cuán noble es el mercado mexicano? Las ganancias comenzaron a frenarse cuando el exceso de importación de huevo fértil y las importaciones inesperadas de carne brasileña finalmente alcanzaron su balance.

Así que, ¿fue este brote bueno para las industrias avícolas de EUA y México?

La suma de los costos de la influenza aviar para la industria

El verano pasado México fue testigo de lo que se considera uno de los brotes avícolas registrados más costosos del mundo cuando el virus de la influenza aviar de alta patogenicidad H7N3 se confirmó en ponedoras comerciales de huevo de mesa del estado central de Jalisco, según el Dr. Mirandé.

El Gobierno y la industria trabajaron juntos para activar e implementar una serie de medidas de control preestablecidas. Se pusieron a disposición activos económicos y humanos para reforzar una vigilancia estricta que contuviera, y finalmente erradicara, tal epizootia. Desgraciadamente, simplemente fallaron.

Al final, la corrupción en distintos niveles de los gobiernos locales y federales permitió que los productos y subproductos se desplazaran fuera de la zona de cuarentena hasta varias áreas comerciales, tan lejanas hacia el sur como Guatemala (Figura 2).

Figura 2. Los puestos de inspección zoosanitaria han demostrado ser insuficientes a pesar de la presencia del ejército

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El virus de influenza aviar de baja patogenicidad H5N2 también se abrió camino hasta Guatemala a finales de los ‘90’s por medio del traslado ilegal de subproductos; en concreto, reproductoras pesadas de desecho. A principios de este último brote, el Gobierno estableció un sumario de secreto obligatorio o “ley mordaza”: nadie podía hacer declaraciones públicas a la prensa con la excusa de evitar el pánico en la población. Si se desobedecía, probablemente el Gobierno tomaría represalias, como las que se tomaron a mediados de los ‘90’s.

El Gobierno también informó de que la entrada del virus en la industria comercial se debió a aves silvestres migratorias, aunque los únicos aislamientos anteriores de H7N3 en México se habían dado en 2006 a unos 400 kilómetros al sureste de la zona de cuarentena. Esta es una asociación temporal y espacial muy pobre.

Además, las tres primeras granjas que reportaron el brote en Jalisco se encuentran entre sí a pocos metros de distancia de la principal y única autovía que conecta la granja de reproductoras que originariamente tuvo la enfermedad (no divulgado) con la planta de procesamiento de gallinas de desecho que se encuentra a 200 kilómetros hacia el noreste. Hoy en día, el Gobierno mexicano sigue culpando a las aves silvestres migratorias.

El costo de este brote desde junio hasta finales de 2012 ascendió a US$750 millones: 500 millones de dólares solo en costos directos por mortalidad de entre 22 y 27 millones de ponedoras y pérdidas en la producción de huevo. Como referencia, el brote de influenza aviar de alta patogenicidad en Pennsylvania, EUA, en 1983 tuvo costos directos estimados en US$ 62 millones y, en el caso de Virginia en 2002, el costo llegó a US$140 millones.


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"La influenza aviar de baja patogenicidad ha representado un costo directo para la industria avícola local de US$ 246 millones al año durante los últimos 18 años, o un total de US$ 4,400 millones"


Es un tanto estremecedor como alarmante conocer que éstas fueron las mismas partes que permitieron que la influenza aviar de baja patogenicidad H5N2 se volviera endémica por todo el país a partir de 1995 después de que un brote de influenza aviar de alta patogenicidad H5N2 se corroborara finalmente en el estado central de Hidalgo en la primavera de 1994. Este virus, sin embargo, había estado circulando en aves comerciales desde el otoño de 1993 pero permaneció, primero sin identificarse para después encubrirse: en el primer caso, por desconocimiento y en el segundo, en un intento del Gobierno por guardar las apariencias después de que se hubiera negado su presencia repetidamente a los organismos internacionales como la OIE y la FAO.

La influenza aviar de baja patogenicidad apenas empieza a debatirse en los foros abiertos pero su repercusión en los parámetros productivos de aves vivas es bien conocida por los veterinarios y empresarios avícolas en México.

En México, la influenza aviar de baja patogenicidad ha demostrado seguir un patrón predecible a partir de un comportamiento constante al enfermar las parvadas, que solo varía de gravedad según la estación del año, la altitud, la presencia de otras coinfecciones o el estado de vacunación de las parvadas.

Durante la última reunión de la Asociación Estadounidense de Patólogos Aviares (del inglés, AAAP) en Chicago en julio de 2013, se presentó cómo se desglosa el costo de esta influenza aviar de baja patogenicidad. En promedio y usando estimaciones conservadoras, la influenza aviar de baja patogenicidad en México ha representado un costo directo para la industria avícola local de US$ 246 millones al año durante lo últimos 18 años, o un total de US$ 4,400 millones.

El mercado mexicano ha sido muy rentable y ha recompensado bastante a algunos productores para que crean que la erradicación de la influenza aviar de baja patogenicidad no es en verdad necesaria, especialmente si la erradicación significa el renunciar a los ingresos por las parvadas afectadas, al menos durante algún tiempo y sin ningún tipo de indemnización. No hay intención alguna por parte de los productores de hacer lo correcto porque creen que nadie más actuará responsablemente y seguiría el ejemplo. Nadie quiere ser el único en perder dinero.

Hoy en día, el director de salud animal era entonces director de vigilancia de laboratorio; hoy en día, el director de campañas sanitarias era entonces director de epidemiología y así sucesivamente.

Es evidente que estos miembros del Gobierno atrincherados en sus puestos simplemente nunca aprendieron la lección y básicamente limitaron las acciones recientes a las mismas intervenciones, demostradamente fallidas, del pasado.

Quince meses después de que se anunciara el brote de H7N3, se ha informado de al menos ocho episodios más y otros siguen sin haberse declarado.

El virus es ahora prácticamente endémico en México central y dadas las sorprendentes similitudes entre los dos episodios distintos de influenza aviar, no sólo es posible sino también probable que la influenza aviar termine siendo un evento común en pollos por todo México en su versión de baja patogenicidad. Por ejemplo, los estados en los que el virus H5N2 de baja patogenicidad es endémico representan el 84 por ciento de las industrias de pollo de engorde y huevo para plato aunque el Gobierno admita que sólo es un 30 por ciento en su página web sobre sanidad animal.

La presencia de la enfermedad de Newcastle complica la escena

Ahora los dos virus de influenza aviar comparten escenario con otro virus que también ha demostrado ser endémico en el país y cuya presencia sigue negando el Gobierno mexicano, concretamente el virus de la enfermedad de Newcastle velogénico viscerotrópico (ENVV), según el Dr. Mirandé.

El Gobierno no sólo ignora los continuos brotes de ENVV sino que activamente los encubre de la mirada pública para quizás conservar una ya mínima oportunidad de que México se convierta en un país exportador de productos avícolas. Esta negación se representa en el último mapa de la página web de sanidad animal del Gobierno.

El brote de ENVV en México en el año 2000 fue el más costoso que se había registrado hasta el año pasado, lo que hace que los mexicanos tengamos el récord de haber experimentado los dos brotes sanitarios avícolas más caros de la historia.

Desafíos para "hacer lo correcto" al reportar y transportar

Esto debería ser suficiente para reconocer que hay otros factores aparte de la Madre Naturaleza, escribe el Dr. Mirandé, concretamente un sistema corrupto que permite que las enfermedades entren al país y se propaguen sin control. Los mexicanos han sido incapaces de lidiar con las enfermedades animales responsablemente y en ello se incluye tanto al Gobierno como a una industria cómplice.

Es simple: nadie quiere ser el primero en perder dinero al declarar una enfermedad y hacer lo correcto, como sacrificar a las aves y enterrarlas en las instalaciones junto con el estiércol o cama cuando otros, sencillamente, no lo harán.

En la misma línea de negación, el Gobierno mexicano no reconoce la presencia de Salmonella enteritidis (SE) en sus 140 millones de ponedoras comerciales ni en sus 9 millones de reproductoras pesadas y ha rechazado, durante 20 años consecutivos, las peticiones de varios fabricantes de vacunas para registrar una bacterina comercial contra la SE con el pretexto de que no hay necesidad de tal producto.

Esta corrupción que se ha visto en el control de las enfermedades animales no es exclusiva de la avicultura. Mismamente el pasado mes de abril 2013, el Ministerio de Agricultura anunció que se prohibía la importación de camarón de países donde una enfermedad nueva y devastadora estaba destruyendo industrias enteras al matar las larvas de los camarones, como ocurrió en China, Vietnam, Tailandia, etc. Esta enfermedad es causada por un vibrio y se conoce como EMS o Síndrome de la Mortalidad Temprana (necrosis pancreática- hepática aguda). En junio, el EMS estaba ya devastando muchas granjas de camarón del estado de Sinaloa, lo que costó a la industria cerca de US$ 200 millones en poco menos de tres meses.

A esta enfermedad le tomó tres años llegar desde Tailandia, donde se originó, a China y, aún así, le tomó solo dos meses en viajar de China a México y las corrientes del océano Pacífico no favorecen esa migración. Ahora se admite dolorosamente que un cargamento ilegal de camarones contaminados llegó a través del contrabando de China a México, haciendo así llegar la enfermedad hasta las granjas locales. Esto solo podría haber ocurrido gracias al soborno de las autoridades portuarias mexicanas del estado de Sinaloa.

Las razones de esta demostrada incapacidad para controlar y erradicar las enfermedades son muchas y después de haber vivido y trabajado para esta industria durante nueve años y haber experimentado una frustración importante al intentar evitar y frenar enfermedades aviares, el Dr. Mirandé afirma haber llegado a sus propias conclusiones.

La corrupción gubernamental en todos los niveles es el principal culpable pero también la voluntad de la industria de jugar a ese juego al asumir y aceptar que producir con ineficiencias derivadas de problemas sanitarios es aún un negocio rentable. Existe un estigma asociado según el cual sólo con la ayuda de fondos de indemnización una empresa avícola debería hacer todas las cosas bien.

En las primeras fases del brote de H5N2 de baja patogenicidad, en 1995, se creó un sistema de certificados de movilización para garantizar que los productos y subproductos de las regiones que sufrían de brotes de influenza aviar no pudieran transportarse a otras regiones libres de la enfermedad. El país se clasificó por estados en tres categorías según el estatus referente al virus de la influenza aviar: "Control", "Erradicación" y "Libre".

Sobre las áreas con un estatus de "Control" o "Erradicación" se puso una presión tremenda para que se permitiera la comercialización de sus productos, lo que llevo a la creación de falsos estatus sanitarios libres de influenza aviar que se basaban más en una presión e influencia por parte de los políticos y productores que de un estatus sanitario que realmente estuviera libre de la influenza aviar.

El dinero de esos certificados, aproximadamente US$ 8 por vehículo (100 MXP) se utilizaría para la indemnización de las parvadas afectadas.

Típicamente, se transportan al área metropolitana de México D.F. 10 millones de pollos de engorda vivos cada semana. Además, se transportan gallinas de desecho vivas a los estados del sur, donde este subproducto se considera casi un manjar. En tercer lugar, la cama de los pollos se lleva generalmente a los estados del norte, donde se suele usar como ingrediente alimenticio para el ganado bovino de engorda.

 

Figura 3. El transporte de pollinaza sin tratamiento y al descubierto es comúnmente observado en las carreteras mexicanas.
Figura 3. El transporte de pollinaza sin tratamiento y al descubierto es comúnmente observado en las carreteras mexicanas.

En resumidas cuentas, unos pocos meses después de que empezara el programa de certificados, un pequeño soborno de los mismos US$ 8 por certificado tendría a un empleado federal del Ministerio de Agricultura firmando estos certificados y permitiendo cualquier movimiento a cualquier región.
Ningún dinero generado a partir de este programa se puso a disposición de las indemnizaciones para las parvadas afectadas. El posible valor anual de estos sobornos a través de los certificados por todo el país se estima en alrededor de US$ 7 millones porque se emiten probablemente unos 865,000 certificados de movilización cada año.

Problemas con la vacunación

Otro ejemplo de interferencia gubernamental es el cargo, obligatorio y sin precedentes, sobre la vacuna de H7N3: de nuevo, US$ 8 por botella de mil dosis, pagados al Gobierno federal a través de la oficina de la Productora Nacional de Biológicos Veterinarios (PRONABIVE). Esto representaría una cifra de aproximadamente US$ 19.4 millones al año si se vendiera el número de dosis que ya se venden para la vacuna de influenza aviar H5N2 (Figura 5, según el Dr. Mirandé.

 

Figura 4. El Gobierno federal y las autoridades oficiales liberan el primer envío de vacunas en julio de 2012
Figura 4. El Gobierno federal y las autoridades oficiales "liberan" el primer envío de vacunas en julio de 2012

Además, el precio que se carga a los fabricantes de la vacuna por los inóculos originales o semilla del virus H7N3 de pato es 10 veces más alto que el que se pagó por el de la vacuna de H5N2 y simplemente no existe una razón técnica que lo justifique.

Nuevamente, las razones que se dan son el establecimiento de un fondo de indemnización y el apoyo a la investigación del virus. El Dr. Mirandé sugiere que ningún productor verá nunca un solo centavo de ese fondo y que tampoco veremos ninguna investigación en el virus.

Tampoco se permite aún la fabricación de un producto trivalente que incluya protección para ambos tipos de virus endémicos de influenza aviar y para el virus de la enfermedad de Newcastle, que sería el producto lógico para elegir en México central. Ni siquiera se permite la fabricación de un producto que incluya a ambos virus de influenza aviar.

Esta decisión ilógica fuerza a los productores a inyectar varias veces a las aves y, obviamente, aumenta los costos de mano de obra y afecta a las tasas de crecimiento y a la uniformidad de las parvadas por un manejo excesivo.

Desde el punto de vista del Dr. Mirandé, existe un patrón claro para que el Gobierno se beneficie del brote en lugar de proteger los intereses de los avicultores mexicanos.

La burocracia y las deficiencias técnicas también tienen culpa. Algunas de estas faltas técnicas son deliberadas para mantener un sistema que ha permitido a muchos miembros de la Secretaría de Agricultura, en todos los niveles, recibir un ingreso extra a partir de únicamente mirar para otro lado cuando se trasladan productos o subproductos de áreas en las que el virus está presente en la mayoría de las parvadas. Estas prácticas provocan directa y específicamente la propagación de la influenza aviar.

En línea con las demás decisiones sin sentido, tenemos la de otorgar la concesión para la fabricación de la vacuna originalmente sólo a tres laboratorios pero la recepción, almacenaje y venta de esta vacuna sólo a una compañía en la región.

Uno puede especular sobre la razón para tomar esta decisión pero sabemos que se vieron largas filas de avicultores, de muchas horas, que llegaron al final de la cola sólo para que les rechazaran al final del día con la explicación de que una empresa grande había comprado todas las botellas de vacuna disponibles. De nuevo, se creó otra oportunidad para la corrupción.

Además, el Gobierno decidió que todas las vacunas se produjeran en botellas idénticas y llevaran la misma etiqueta de PRONABIVE, lo que hacía que se perdiera la identidad del fabricante. Los avicultores que compraron esta vacuna no tenían ni voz ni voto en la elección de un fabricante predilecto, otra decisión sin precedentes.

 

Figura 5. La vacuna oficial de influenza aviar a base de virus H7N3 no tiene identidad en cuanto al laboratorio fabricante ya que se etiqueta toda como FLUBIVE
Figura 5. La vacuna oficial de influenza aviar a base de virus H7N3 no tiene identidad en cuanto al laboratorio fabricante ya que se etiqueta toda como FLUBIVE

Ha habido especulación acerca de que la ineficacia de la vacuna (oficialmente justificada en una técnica de vacunación inadecuada) pudiera deberse a una calidad de vacuna pobre dado que no hay reconocimiento de marca que fomente que los fabricantes garanticen una buena calidad de la emulsión con suficiente contenido de antígeno.

Esta es una posibilidad real y con graves consecuencias. Ya sea culpa de la calidad pobre de la vacuna o de un cambio inoportuno en la antigenicidad del virus, se ha informado en varias ocasiones del fallo de la vacuna en aves con múltiples dosis.

Algunos productores están inyectando ahora dosis de 1 ml. en vez de la dosis normal de 0.5 ml. y hasta cuatro veces en pollonas de remplazo, tanto livianas como pesadas. Eso equivale a ocho dosis, lo que aumenta considerablemente el costo de controlar la enfermedad.

Para ser justo con la nueva administración del Ministerio de Agricultura, que juró el cargo hace menos de un año, el discurso del Secretario del 11 de septiembre de 2013 declaraba que se centraría en eliminar "una serie de leyes y reglamentos que no hacían nada para aumentar la productividad pero favorecían un entorno de corrupción a todos los niveles en el Ministerio". No se refirió a la avicultura en concreto pero al menos podría ser un buen comienzo.

También existe una inclinación cultural a rechazar las sugerencias científicas y técnicas que vengan de otros países con industrias avanzadas, sobre todo desde los EUA, como una malinterpretada forma de soberanía nacional, explicó el Dr. Mirandé.

Hay una serie de fallas e inconsistencias sistemáticas en las políticas que afectan a la sanidad animal que ilustran el porqué es prácticamente imposible la erradicación de ésta y otras enfermedades animales según las prácticas establecidas. Por ejemplo, desde 1998 y, en un acto sin precedentes, pasó a ser ilegal en México que cualquier individuo, institución privada o universidad sacara cualquier tipo de material biológico sin un permiso especial, un permiso que nunca se otorga. Sólo el Gobierno en la oficina del director de sanidad animal tiene tal capacidad.

Como consecuencia, hace quince años que el conocimiento sobre la composición genética, patogénesis, evolución, etc. sobre los virus de influenza aviar mexicanos se detuvo. El Gobierno mexicano no ha publicado o revelado verbalmente información alguna sobre los últimos aislamientos y, aunque se menciona en su página web que el virus es propenso a cambios genéticos continuos, no se permitió la actualización de la semilla original de la vacuna inactivada hasta el año pasado: 18 años después de que se desarrollara la semilla o inóculo original.

Las vacunas comerciales ya fueron ineficaces desde principios de la década del 2000 y los fabricantes de vacunas, a petición de los productores, comenzaron a fabricar ilegalmente vacunas autógenas o vacunas comerciales de influenza aviar con los aislamientos más recientes, y obviamente sin divulgarlo.

Repercusiones futuras en el comercio avícola

Dado que la industria de EUA disfrutó de un año récord en ingresos durante 2013 (ayudado, y no poco, por las exportaciones récord de carne de pollo, huevos de mesa y huevos fértiles a México) debería detenerse y evaluar si el amplio comercio de su vecino del sur supone un riesgo de introducir la enfermedad, según el Dr. Mirandé.

¿Cuán cautelosa o preocupada debería estar la industria de EUA? Las líneas de comunicación transparente entre los dos socios comerciales, ya sean gubernamentales o privadas, deben mejorarse mucho.

Poco de lo que se publica o afirma en foros oficiales sobre enfermedades avícolas en México es cierto y ese no es el comportamiento que se espera de un democracia ciudadana y moderna que es la 11ª economía mundial.

No es difícil pensar en formas en las que cualquiera de los virus mencionados anteriormente puedan entrar en la cadena de suministro avícola estadounidense y deben identificarse adecuadamente y evitarse eficazmente. La ignorancia de los hechos científicos o el estatus actual de la influenza aviar en México podría fácilmente traducirse en xenofobia e incluso en racismo dado que la industria avícola estadounidense depende de una mano de obra que hace repetidas entradas y salidas a México.

Hay una variación considerable en el enfoque adoptado por las compañías avícolas en cuanto al personal cuando viaja a México, más si existe contacto directo con aves vivas, como por ejemplo las personas que trabajan en las cuadrillas de vacunación, ya sea usando su propia plantilla o externa. Las decisiones se deben basar en evidencia científica, información fiable y lógica para evitar prácticas laborales discriminatorias que ya se han observado en varios centros de operaciones y que podrían acarrear consecuencias legales.

En los Estados Unidos parece que la determinación de mantener las parvadas sin enfermedades es sóolo tan fuerte como el recuerdo de hacerlo. En el pasado, algunas compañías tomaron la decisión de vacunar a las parvadas de reproductoras pesadas en un complejo en lugar de realizar la despoblación obligatoria según el Plan de Mejora Avícola Nacional (del inglés, NPIP) después de que el Mycoplasma gallisepticum (Mg) se diagnosticara.

La justificación siempre ha sido que ese Mg en particular no es muy patogénico y no causa enfermedad clínica en los pollos de engorde. En 2013, los Estados Unidos mostraron un alto número (cifra récord) de parvadas de reproductoras pesadas positivas a Mycoplasma synoviae (Ms) y también varias compañías decidieron no sacrificarlas como indica el NPIP.

La motivación detrás de estas acciones fue el negocio lucrativo inusual de la exportación de huevos fértiles de pollo de engorde a México a precios récord —más del doble y hasta el triple de lo normal.

Si la gravedad de la enfermedad (o la falta de ella) y los ingresos presentan la combinación correcta y decisiones como esta se convierten en la norma, ¿podría permitirse que la próxima parvada positiva en influenza aviar de baja patogenicidad subclínica pueda coexistir?

Con una muy disminuida, aunque ya habitual productividad en la industria avícola mexicana, una pérdida obvia de privilegios de exportación y el inminente riesgo de entrada de la enfermedad en la industria estadounidense, se confirma que un nuevo enfoque en el control de las enfermedades en el socio comercial más importante de los Estados Unidos se requiere desde hace tiempo y debe demandarse en las plataformas adecuadas.

El sistema se ha descubierto y debe acabarse con él, incluso si sólo fuera por la indignación pública y la vergüenza internacional.

Soluciones: el camino por delante

El Dr. Mirandé propone seis pasos básicos para empezar a salir de este embrollo:

1. Volver a clasificar, sin prejuicios comerciales o políticos, el verdadero estatus de influenza aviar por regiones avícolas y no por estado y volver a evaluarlo anualmente.

2. Se debe detener todo el transporte de cualquier ave viva o camas de parvadas positivas a influenza aviar hacia afuera de su complejo.

3. La vacunación debe ser obligatoria durante dos años en las aves vivas en regiones en las que el virus de influenza aviar está presente, ya se haya demostrado a través de serología, aislamiento del virus o prueba rápida de ADN, sin perder la capacidad de vender productos siempre que se hayan procesado a través de una planta inspeccionada federalmente (TIF). Se debe volver a evaluar la prevalencia del virus después de cada año de vacunación obligatoria.

4. La prohibición debe de ser absoluta en la movilización de aves vivas o camas de pollos de engorde o estiércol de ponedoras de zonas con resultados positivos a influenza aviar. Estos productos de alto riesgo se deben consumir en esa misma zona. Los productos procesados a través de plantas inspeccionadas federalmente (TIF) se podrían vender fuera de esa región. Las camas de parvadas positivas en influenza aviar se deben compostar en el mismo lugar y nunca transportarlas.

5. Demandar y recuperar los fondos generados a través del sistema de certificados durante los últimos 18 años para indemnizar a los productores afectados, para lo que se había creado en un principio.

6. Un comité de supervisión independiente e imparcial de personas respetables que no estén al alcance del soborno debe repartir los fondos de indemnización según, entre otros criterios, la responsabilidad demostrada de haber reportado la enfermedad por sí mismos y limitado activamente su propagación.

Es el momento para que la industria avícola mexicana recupere su eficacia y capacidad para competir con otras industrias progresistas de todo el mundo.

Las pérdidas a corto plazo se compensarán, no con un fondo de indemnización sino más bien con las mejoras de rendimiento a largo plazo que podrían, finalmente, traducirse en lo que siempre debería haber sido: un país que exporta productos avícolas a muchos lugares del mundo.

Chile tiene alguno de sus productos en las estanterías de supermercados de EUA y México y ocupa el puesto 25o en la producción de carne de pollo porque hay confianza en cuanto al estatus sanitario del país. México ocupa el 5o puesto y no hay productos de carne de pollo ni en EUA ni en Chile porque nadie cree en su estatus sanitario oficial.

Hace tanto tiempo que la mayoría de las parvadas mexicanas de pollos de engorde y de ponedoras estuvieron libres de influenza aviar y Newcastle que muchos productores han olvidado cómo se comportan las parvadas que realmente están saludables y cuál debería de ser su rendimiento.
Quizás está es la razón por la que parecen haber perdido el deseo de obtener un estatus sanitario libre de enfermedades real. El Dr. Mirandé acaba diciendo que es el momento justo para actuar y volver a conseguirlo.

Mayo 2014

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